Las ciudades y los problemas de ser declarado “Patrimonio de la Humanidad”

Las ciudades y los problemas de ser declarado “Patrimonio de la Humanidad”

Desde hace más de 50 años -desde 1972, más precisamente- UNESCO, la organización de Naciones Unidad para la cultura, mantiene una lista de sitios que son declarados Patrimonio de la Humanidad. En 2021 eran más de 1150. Muchas ciudades y regiones han buscado ser incluidos, ya que ello en principio daría acceso a una serie de beneficios importantes. Por ejemplo, fondos para el mantenimiento de estructuras históricas, además de un reconocimiento que podría ser usado para atraer mayor turismo.

A cambio de formar parte del listado, las ciudades y regiones se comprometían a seguir una serie de obligaciones de conservación de estructuras históricas y fachadas. La idea es proteger ese patrimonio para el futuro.

Pero hay costados no tan positivos. Como revisan en una nota de los últimos días de The New York Times, formar parte del listado de UNESCO no garantiza recibir fondos, pero si suele llevar al destino a comenzar a tener problemas de sobreturistificación. Y con la llegada de muchos visitantes, y el compromiso de no modificar el aspecto de la ciudad, comienza a aparecer una oferta cada vez más enfocada en los turistas. Con el paso de los años, los habitantes locales dejan el lugar y se van a los alrededores. El “centro histórico” queda convertido en un espacio turístico globalizado, lleno de restaurantes caros y sitios de souvenires idénticos a los de otros destinos.

Es un proceso que Marco d’Eramo ha llamado “Unescocidio“.

La lista de ‘Patrimonio de la Humanidad’ de la unesco es el beso de la muerte. Una vez que se coloca la etiqueta, la vida de la ciudad se extingue; está listo para la taxidermia. Este urbicida —horrible palabra— no se perpetra deliberadamente. Por el contrario, se comete de buena fe y con la más alta de las intenciones: preservar —inalterado— un “legado” de la humanidad. Como sugiere la palabra, “preservar” significa embalsamar, congelar, salvar algo de la decadencia temporal; pero aquí también significa detener el tiempo, fijar el objeto como en una fotografía, protegerlo del crecimiento y el cambio.

No deja de ser interesante que el proyecto de “Patrimonio Histórico” es el producto de las buenas intenciones. Pero la conservación del legado histórico requiere de un abordaje que combine más herramientas de análisis. Si, a cambio de mantener las fachadas, un espacio urbano queda desprovisto de sus características culturales locales y es reemplazado por una oferta turística indiferenciada y global, entonces de todas maneras vamos a seguir teniendo problemas a la hora de mantener el Patrimonio.

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