Experiencia turística, las tensiones entre lo individual y lo masivo

Experiencia turística, las tensiones entre lo individual y lo masivo

Al momento de abordar como podemos conceptualizar las experiencias turísticas, siempre pensé que uno de los desafíos es cómo encarar la tensión entre lo individual y lo masivo. Para una persona visitar, por ejemplo, la Torre Eiffel por primera vez es una experiencia casi seguramente memorable e importante, y que va a retratar en fotos y relatos para atesorar esos recuerdos en el futuro.

Pero desde el punto de vista masivo, esa experiencia turística no es más que una en una multitud, sin mayor diferencia con otras vividas por otros turistas llegados a París. Y ahí están las fotos, todas parecidas; los tours que te llevan a los mismos lugares, etc.

La industria, en general, no se hace demasiado problema. Todas las experiencias son encaradas por lo general desde el marketing como únicas y memorables, lo cuál es razonable si entendemos que el foco pasa por el negocio. Pero a veces aparece en esa experiencia turística individual una reflexión sobre lo lejos que está lo que estamos viviendo de eso que soñamos experimentar.

Un ejemplo muy evidente son los videos “Instagram vs real life”, donde se comparan videos que muestran experiencias ideales de viaje con otra, digamos, más reales. O al menos vividas de manera puntual por quien subió el video.

Algunos ejemplos:

@yvonnepferrer

Instagram vs Reallife 👀 #tulum #mexiko

♬ Earth – K-391
https://www.tiktok.com/@cherrielynn/video/7190744439449505066?is_from_webapp=1&sender_device=pc&web_id=7160415684165797382

Hay algunos temas que aparecen aquí y que me parecen buenos puntos para comenzar a analizar esta tensión entre la experiencia real y la experiencia mostrada. Por un lado, hay videos donde se nota que la industria ha aprendido a manipular lo mostrado, como el caso del Taj Mahal. Las fotos se organizan para mostrar un espacio vacío e íntimo. Claro, eso delante de la cámara; detrás de ella hay mucha gente. Por otro aparecen las experiencias negativas, como el caso de Tulum. Playas perfectas en el markting, sargazo rojo para todos en la experiencia real.

Usar como motivo el “Instagram vs real life” ya nos da algunas pistas: hay una necesidad de mostrar el viaje como un espacio de felicidad. Estuvimos en el momento perfecto, la pasamos genial, encontramos paisajes increíbles donde solo estábamos nosotros, etc. La ruptura de esa representación idealizada que se pueden encontrar en muchos videos cortos en Tiktok e Instagram marca algo interesante: todos sabemos que esas representaciones del viaje están lejos de lo real. Pero, a la vez, persiste por debajo una aceptación del viaje como un signo más del éxito personal. Esa tensión entre lo individual y lo masivo se resuelve concentrando la experiencia en el individuo, al menos del lado de la industria. Hasta qué, simplemente, la representación se distancia demasiado de nuestra experiencia puntual. No deja de ser un punto positivo cuestionar esas narrativas. Le da una carnadura mucho más al real al turismo, aunque a la industria mucho no le guste.

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