Viajes y crisis: “todo va a cambiar” vs “el mundo seguirá igual”

Viajes y crisis: “todo va a cambiar” vs “el mundo seguirá igual”

Como todo momento de crisis importante, aparecen dos bandos tradicionales. Los “rupturistas”, que sostienen que tras una crisis determinada “todo va a cambiar” versus los “continuistas”, que piensan que pasado el problema todo a volverá a ser como antes.

Si nos quedamos del lado “rupturista”, nos encontramos frente a una crisis que va a cambiar de manera definitiva la manera de viajar. Hará inviable las formas de turismo que impliquen reunir mucha gente en un lugar, sea una playa, un avión o un hostel; elevará los precios al reducir los lugares disponibles; forzará a los gobiernos a cerrar fronteras y decretar cuarentenas de viajeros apenas aparezcan señales de rebrote; entre otros ejemplos. Lo que dicen es que tenemos que olvidarnos de cómo viajábamos hasta ahora. Estamos frente a un mundo nuevo para el turismo.

Los continuistas señalan que los cambios van a ser pasajeros, y mucho menos profundos que lo esperado. Habrá modificaciones puntuales requeridas por los efectos de la pandemia allí donde no haya más remedio, y apenas aparezca una solución, como una vacuna, todo volverá al estado anterior.

Obviamente mi resumen apela a los planteos más radicales en ambas posturas. Van a encontrar muchas personas que tienen grados diferente de cercanía o lejanía a las posturas continuistas o rupturistas. Así, pueden sostener que algunos negocios van a tener que cambiar (hostels, por ejemplo) pero que otros más o menos deberán permanecer igual (aerolíneas, por citar uno).

En general, debo reconocer, yo siempre tendí a ubicarme más cerca del bando continuista. Los cambios sociales normalmente toman mucho tiempo, y no hay muchos ejemplos recientes de “cambios totales” tras una crisis. Pero llevar muy lejos esa idea de “nada cambia” es un problema. Por ejemplo, la crisis de 2001 tras los atentados en New York trajo una serie de cambios al mercado aéreo: más seguridad en los aeropuertos, objetos y liquidos prohibidos, más demora en los controles. Fueron, vistos en perspectiva, cambios menores en el mundo del viaje, pero muy relevantes en cuanto a nuestra experiencia en los aeropuertos. Y se implantaron rápido y llegaron para quedarse.

Frente a ello, no pueden igualarse los cambios en los procedimientos ligados al viaje -las modificaciones que se vienen en temas de salud en los embarques en los aeropuertos- con las novedades que se dan en otros sectores del mercado de viaje simplemente por alteraciones significativas en el clima de negocios. Un ejemplo son los alquileres temporarios. Debido a las restricciones de viaje los turistas han desaparecido de las grandes ciudades. Sin demanda, quienes manejan esos alojamientos buscan ahora alquileres a largo plazo para locales. Pero no tengo muchas dudas: a medida que el turismo mundial comience a recuperar volumen, van a buscar volver rápidamente al modelo de alquiler temporario, que tiene mayor margen de ganancia. Salvo lo impidan las regulaciones de las ciudades.

Un ejemplo de lecturas rupturistas pueden encontrarlo en Vox (en inglés); uno que plantea escenarios continuistas (para condenarlos) en NBCNews (también en inglés).

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