AirBNB y Host compliance, las reglas y los negocios

AirBNB y Host compliance, las reglas y los negocios

En los últimos años las ciudades con más turistas han tendido a generar regulaciones más estrictas alrededor de los alquileres temporarios. Por ejemplo, han puesto un máximo de días por año para alquiler, o plazos minimos, o directamente han prohibido este tipo de prácticas. En el fondo siempre aparece la misma problemática: limitar los alquileres temporarios tiene como objetivos evitar que muchas propiedades dejen de ser ofrecidas en el largo plazo a habitantes locales. Como dijimos muchas veces, estos habitantes locales son los votantes, así que los políticos finalmente van a terminar prestándole atención.

Pero estas regulaciones solían chocar con un problema: las ciudades no siempre contaban con la información necesaria para hacer cumplir las reglas. Como plataforma, AirBNB protege la identidad de quienes alquilan, y normalmente sólo podemos acceder a más información si concretamos el alquiler. Por ello, muchos funcionarios no contaban con suficientes datos para chequear, por ejemplo, si una propiedad estaba superando el número máximo de días por año de alquiler temporario.

Pero alguien encontró el negocio detrás del tema de las regulaciones. La empresa se llama Host Compliance.

El negocio y las regulaciones

Los clientes de Host Compliance con las municipalidades y gobiernos. Lo que vende es simple: software que a partir del escaneo permanente de las listas de alquileres temporarios de AirBNB y otras empresas vigila si se cumplen las regulaciones. Como éstas varían de ciudad en ciudad, la empresa debe adaptar su software a cada versión local. Parte de este trabajo de identificación de propiedades lo hacen freelancers que Host Compliance encuentra vía Mechanical Turk, la plataforma de Amazon que permite contratar y pagar por tareas específicas.

La propuesta de valor, como les gusta decir a las revistas de negocios, es simple: el costo del software se paga sólo vía las multas e impuestos que se pueden cobrar a quienes no cumplan las regulaciones y a quienes deben comenzar a seguirlas. San Francisco, por ejemplo, cobra una multa de mil dólares por día por ofrecer alquileres temporarios sin una licencia. Otros pueden extender de manera exitosa el muy común “room tax” que habitualmente pagan los hoteles, pero que muchas propiedades en AirBNB no pagaban.

Hasta acá, a AirBNB le ha ido mucho mejor que a otras compañías de la llamada “economía colaborativa”. Pero la emergencia de compañías como Host Compliance, que tienen como negocio el seguimiento de la oferta de AirBNB y otras empresas de alquileres temporarios, va a ser un reto a futuro. Para el sector de gobierno es una noticia interesante: es factible pensar que en los próximos años será mucho más sencillo monitorear el cumplimiento de las normas en este sector de la economía.

En todo caso, AirBNB hace tiempo tomó nota del complicado futuro de los alquileres temporarios, y vienen extendiéndose hacia otras áreas del alojamiento para turistas. Desde tours y edificios propios hasta casas de lujo o para viajeros de negocios asoman con cada vez más fuerza en la oferta de la empresa.

Hay varias notas interesantes sobre el tema. En inglés todas ellas: Vice, Forbes y NPR.

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