Paris, los buses y la vida cotidiana

Paris, los buses y la vida cotidiana

Las autoridades parisinas parecen decididas a avanzar en la prohibición del ingreso de los buses turísticos al centro histórico de la ciudad. La idea es que los buses se detengan en puntos situados fuera de esas zonas y los turistas deban usar desde allí las distintas formas de transporte público, como subtes, colectivos, bicicletas o scooters.

La decisión de las autoridades de París de impulsar estos cambios marcan la profundización de una tendencia que estamos viendo en las ciudades que cuentan con una gran cantidad de turistas: la de comenzar a poner cada vez más límites cuando la vida de los locales comienza a verse afectada.

Alguna vez el turismo era más bien una especie de compartimento estanco desde lo temporal y físico. Los turistas ocupaban espacios diferentes -hoteles y atracciones turísticas- y tendían a concentrarse en épocas específicas -las llamadas “temporadas altas”. Hace tiempo que ese compartimento estanco no existe más. El turismo funciona todo el año y los turistas ocupan muchos espacios que antes eran más bien propiedad de los locales, desde los departamentos en zonas residenciales hasta cafés y lugares para estacionar.

No es un momento cualquiera: en muchas ciudades, la actividad turística está interfiriendo demasiado con las rutinas cotidianas de los locales. Los alquileres temporarios suben los precios de los departamentos y los desplazan de ciertas zonas de la ciudad. Los buses turísticos complican el tráfico. La oferta de gastronomía y de negocios comienza a girar más sobre los turistas que sobre los locales.

La idea de restringir la llegada de buses al centro histórico de París responde, justamente, a esa idea de evitar que el turismo interfiera demasiado con la vida cotidiana de los locales. Va a traer, desde ya, consecuencias negativas para el sector de turismo, tanto a los trabajadores ligados con el sector de buses como a los turistas que tengan problemas de movilidad. Pero, finalmente, los que votan son los locales y los políticos no van a tirar demasiado de la cuerda en ese tema.

En ese mismo sentido se pueden ver otras medidas que están llevando a cabo algunas ciudades europeas, como las limitaciones a los alquileres temporarios o las restricciones a determinadas formas de transporte, como buses o cruceros. La idea de que todos quieren recibir más y más turismo está en crisis hace años, pero los conflictos alrededor del campo de los viajes se están haciendo más y más visibles a medida que pasan los años.

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