Fotos y turismo, o el eterno regreso de la irrelevancia

Fotos y turismo, o el eterno regreso de la irrelevancia

Allá por 2005 escribí una entrada donde resumía algunas perspectivas tradicionales en las miradas teóricas sobre la relación entre turismo y viajes. Tengan en cuenta que allá por 2005 el sitio más popular para fotografías era Flickr, y que ni siquiera existían redes sociales como Twitter y Facebook a escala global -ni que decir de Instagram, que recién apareció a fines de 2010. 

En aquel momento, uno de los puntos centrales tenía que ver con la idea de que los significados de las fotos de viaje siempre eran triviales, poco relevantes. Algo que, ya se habrán dando cuenta, se repite hoy con muchos análisis de Instagram. Hay diferencias, claro. En la era de Flickr esa irrelevancia tenía que ver con la falta de originalidad a la hora de fotografiar lugares. En el caso de Instagram, la focalización en la selfie y la imagen personal. 

Esta focalización en la persona y en el “nosotros” tiene mucho que ver con la generalización del uso de la cámara fotográfica en nuestra vida cotidiana. Algo, claro, llevado a cabo por los teléfonos móviles. Para las generaciones más jóvenes, siempre hay cámaras presentes. Es bastante evidente que se construirán prácticas alrededor de esa práctica permanente. Alguna vez, era en el viaje cuando llevábamos con nosotros una cámara. Ahora es en cualquier situación de la vida cotidiana. 

No importa la época, para muchos los significados construidos por las fotografías de los turistas siempre son poco relevantes. 

En ambos casos, me parecen miradas poco interesantes. Más bien se trata de juzgar antes que de comprender. Al menos en mi caso, lo realmente  no pasa por esa mirada de tipo moral. Lo interesante es pensar cómo ha ido cambiando la fotografía de viajes en los últimos años, y como el foco se desplaza cada vez más hacia nuestra presencia en las fotos. Esto no es algo nuevo. Los turistas siempre han aparecido en las fotos como una prueba de haber visitado el lugar. Pero hoy esa presencia en las fotos es mucho más informal y constante. No es ni mejor ni peor. Simplemente es diferente y es interesante pensar cómo se han dado esos cambios. 

Selfie sticks, parte del panorama de viajes

Por supuesto, debajo de esta mirada sobre la “irrelevancia” de la fotografía de viaje subyacen otros sentidos comunes -la idea que la tecnología empeora las relaciones sociales, por ejemplo.  Pero está claro que el eje del debate sobre “lo trivial de la foto de viajes” se movió de la repetición y la falta de originalidad hacia la selfie permanente. 

Por supuesto, esto le sigue importante poco a los turistas. Estos no buscan originalidad. Más bien, intentan documentar un viaje a partir de una serie de asunciones por lo general positivas: la felicidad por conocer un lugar, el descubrimiento, el placer de viajar. En todo caso, lo interesante de la teoría es explicar las prácticas. No, simplemente, dedicarse a juzgarlas. 

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