Turismo y las experiencias instagrameables

Turismo y las experiencias instagrameables

En The Next Web se preguntan porqué cadenas como Ruby Tuesday, TGI Fridays o Applebees vienen en caída libre, mientras otros tipos de restaurantes no tienen tan mala performance. La hipótesis de la nota: el tema no es el precio; la diferencia es cuán instagrameable es la experiencia. La comida genérica, poco reconocible, despierta poco interés desde lo visual. Y los consumidores quieren algo que se vea bien en sus cuentas. Y, supongo, sea rico. Pero eso parece ser otro tema.

¿Se podrá extender esa hipótesis de que aquellas experiencias instagrameables son las que ganan espacio en el turismo? Hay espacios genéricos que no lucen demasiado bien en Instagram. La clase económica del avión, por ejemplo. Las habitaciones estándar de hotel. Los zonas “modernas” de los aeropuertos, que lucen muy similares entre sí. En cambio, sí lucen -y se hacen lucir- aquellas escenas que marcan una diferencia en la experiencia. La primera clase de un avión, y su comida. Los paisajes que ofrecen algo diferente. La comida visualmente impactante. En particular, esto pasa en el muro, a partir del contrato de lectura de Instagram: un espacio donde todos son felices y hacen lo que les gusta. Para las quejas, Twitter. En las Historias de Instagram, por su fugacidad, se puede ver más la tendencia a publicar cosas cotidianas, no tan significativas ni relevantes desde lo estético.

Si se puede ver como entre las experiencias relevantes del viaje la gastronomía ha ido ganando un lugar muy fuerte. Pero el éxito de los destinos en ese punto no se basa sólo en la experiencia visual. Se trata de lugar que tienen una impresionante base de desarrollo de la gastronomía, con fuertes ráices regionales y de hibridaciones con cocinas de otros lugares, como pasa en países como México o Perú, para nombrar dos casos de América Latina. En todo caso, tomar en cuenta la experiencia visual y cómo puede transmitirla el comensal es un punto que habrá que facilitar en el futuro.

Almuerzo Sabores Patagónicos

Esta tendencia se puede ver magnificada en el caso de los influenciadores: todo lo que hacen, al menos en público, debe poder tener un correlato en las historias de Instagram. Pero en el muro más bien tienden a seleccionar experiencias de un valor estético más fuerte, más allá de las publicaciones que respondan a publicidad o patrocinios.

En todo caso, el foco de la experiencia instagrameable es inspirar. Lo informativo es básico -lugar, nombre del plato, algunas observaciones y opiniones a lo sumo. La clave es la calidad visual y la posibilidad de transmitir la experiencia en imágenes.

El turismo siempre ha sido un espcio donde la fotografía tuvo un rol clave. Hoy ese rol es mucho mayor, en tanto la fotografía es omnipresente: cargamos con una cámara todo el día, y revisamos imágenes de nuestros contactos en las redes sociales varias veces al día. No es raro que un espacio como Instagram, donde la imagen lo es casi todo, gane espacio en nuestras experiencias cotidianas y de viaje.

Cazuela de cordero

La nota de The Next Web, en este enlace.

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