Barcelona y el peligro del modelo Venecia

Barcelona y el peligro del modelo Venecia

En los últimos años Barcelona ha sido noticia por las tensiones que ocasiona en la ciudad el impresionante crecimiento del turismo que se dio en la última década. Tanto desde las autoridades como desde organizaciones sociales se ha buscado evitar que la ciudad termine convertida en una atracción turística al estilo Venecia, donde el crecimiento del turismo ha terminado por expulsar a los habitantes originales y ha llevado a una paulatina extinción de la vida urbana local.

Hay una serie de diferencias importantes con respecto a Venecia. Mientras que en éste último caso las autoridades siempre fueron acusadas de permisivas y simplemente parecen haber aceptado el destino de “parque turístico” para Venecia, en Barcelona la decisión política es bastante diferente. Las autoridades vienen impulsando una serie de medidas, concentradas sobre todo en limitar la oferta de departamentos turísticos en los barrios. Por un lado, quieren evitar que siga subiendo el valor de los pisos y eso desaloje a los habitantes locales, como pasó en Venecia. Y, por otro, conservar la vida urbana de una ciudad, que necesita de habitantes estables para poder desarrollarse.

Barcelona en Blanco y Negro

Por un lado, ya no se dan más autorizaciones para hoteles y alquileres turísticos en las zonas céntricas de la ciudad. Pero la pelea mayor la sostienen con los servicios de economía colaborativa, particularmente con AirBNB. Entre las medidas, está el requerimiento de que quienes alquilen departamentos y habitaciones deban registrarse y pagar las tasas correspondientes. Como AirBNB siguió listando esos alquileres en su sitio, la alcaldía de Barcelona los multó con 600 mil euros recientemente.

El tema de todas maneras es políticamente complejo. Por un lado los vecinos reclaman limitaciones para el turismo, pero éste representa el 14% del PBI de la ciudad. Por lo tanto, no deja de ser interesante ver cómo se podrán conciliar intereses que aparecen como bastante contrapuestos. Por ahora, y a pesar de la presión de las empresas turísticas, los ciudadanos están tomando la delantera en la batalla. Al fin y al cabo, son los que votan, algo que a los políticos no puede no interesarle.

Las políticas de Barcelona aparecen como diferentes a otras ciudades que hace tiempo vienen sosteniendo una pelea muy fuerte con AirBNB, como los casos de New York y San Francisco. Mientras estas ciudades limitan los alquileres al establecer períodos mínimos -30 días, en el caso de New York- o un máximo anual de jornadas -el caso de San Francisco-, Barcelona aparece más interesada en evitar que el turismo siga creciendo en el centro de la ciudad, y deba desplazarse hacia zonas más alejadas.

Hace algunos días, AirBNB hizo una nueva propuesta a la ciudad de Barcelona, para limitar la cantidad de alquileres que puede ofrecer cada usuario. La ciudad ya la rechazó, y la exigencia es que sólo se puedan ofrecer lugares registrados legalmente. AirBNB había dado a conocer recientemente un cambio en sus políticas previas, para pasar a un modelo que acataba las reglas locales de cada ciudad. El caso de Barcelona es una prueba para ese anuncio, porque queda claro que de todos modos van a buscar negociar todo lo posible antes de seguir las regulaciones. Como ya dijimos en una entrada anterior, a AirBNB no le va a quedar otra que seguir esas reglas. Lo que le dará un futuro más estable desde lo legal, pero menos atractivo desde lo comercial, ya que no podrá seguir creciendo a las tasas actuales.

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