Ya hablamos en este blog sobre el tema del impresionante crecimiento turístico que ha experimentado Barcelona en los últimos 15 años, y que ha llevado a una ciudad de 1,7 millones de habitantes a recibir casi 8 millones de visitantes por año. El gran crecimiento en la cantidad de turistas ha llevado a que en algunos barrios los vecinos se organicen para pedir más formas de control del turismo, como se cuenta en el documental Bye Bye Barcelona. Y que esa soreturistificación sea visible a simple vista para cualquier visitante.
Ahora, la recientemente electa alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, va sin vueltas sobre un tema complicado para el mercado turístico: comenzar a pensar cuáles son los límites de la ciudad en cuanto al crecimiento del turismo, más allá de la capacidad de carga de determinados lugares.
“Cuando hablo de hacer un plan estratégico contando con todos los actores debe servir también para ver cuál es el límite de carga, porque alguno habrá. Si no queremos ser Venecia algún límite de carga del turismo habrá que poner en Barcelona. Podemos crecer más, pero no sé hasta donde”.
Y sobre los nuevos hoteles y otras formas de alojamiento temporario, Colau señala:
“Hay que aplicar una moratoria sobre nuevos hoteles y pisos turísticos, hacer un censo, y hacer una política preventiva antes de que se desmadre como ha ocurrido en Ciutat Vella. Hay que hacer un plan de turismo pensando en los vecinos y vecinas. No podemos tener una burbuja turística después de la inmobiliaria”.
La ciudad ya viene llevando a cabo controles cada vez más estrictos sobre el tema de los alojamientos temporarios a través de sitios como AirBNB. Pero una moratoria en la construcción de nuevos hoteles lleva estas propuestas de revisión de nuevos proyectos turísticos hacia nuevos terrenos. La mención a Venecia de la primera cita no es inocente: la ciudad italiana ha perdido el 66% de su población en 50 años, mientras que la cantidad de visitantes llegaba a 2 millones al año. A esta altura, Venecia ya es más una ciudad museo, con una población declinante y cada vez más dificultades para sostener las instituciones básicas para sus habitantes.
La entrevista a Ada Colau, en el diario El País.
Jorge, Había leído un post tuyo anterior en el que ya hablabas de este tema. Y vi parte del documental que recomendabas ahí Bye Bye Barcelona. El año pasado estuve allí, y fuí testigo de esto. En mi blog cuento como me sorprendió que el Parque Guell ahora cobrara entrada, y tuviera límite de tiempo para ser recorrido, había estado en 2005 y era gratis porque es un parque público. Me da lástima porque adoro Barcelona. Dejo el post por si les interesa:http://www.bolsodemano.net/2014/06/19/barcelona-2014-y-de-como-viajar-con-beba-de-ano-y-medio/
Es cierto que el Park Guell no sólo cobra entrada; tiene cupos horarios. Algo que hace muy recomendable comprar la entrada por anticipado. Ir a lugares como Casa Batlló es estar en un lugar repleto de gente, se complica un poco recorrerla. Al teleferico no pude subir, las filas eran interminables. Y podría seguir un rato, porque es un tema más que interesante para debatir en el campo del turismo.
Quizás una solución sea crear nuevos atractivos en zonas menos saturadas como el forum o en poblaciones adyacentes para dar un poco de aire al centro. O bien crear/promocionar otras formas de turismo. Está claro que es un sector importante y se debe cuidar.
Jorge muy interesante ese documental. Las cosas cuando se vuelven excesivas en el campo del turismo hacen que hasta los indicadores económicos se alteren y las economías informales crezcan. Al final, la moneda circulante pierde validez, se generan alzas inflacionarias y el bienestar social se entorpece. Ha pasado en países de América Latina como Perú, Costa Rica, Panamá o Colombia. Los gobiernos esto lo ven bien por el simple hecho de que caen en la falsa argumentación de creación del empleo, pero a costa de que? se necesita fomentar el turismo ecológico, artístico o cultural, no el turismo que persigue una moda o un comercio. Y muchos van a Barcelona por esa razón.