Dom. Jun 4th, 2023
Polución en Beijing

Algunas semanas atrás, contábamos como China, que desde hace tiempo está destinada a transformarse en la nación más visitada del mundo, viene experimentando una serie de importantes problemas en su mercado turístico. Desde lo económico, la principal dificultad se da en el déficit de la balanza comercial, debido a que los viajeros chinos gastan mucho más en el exterior que lo que ingresa vía los turistas internacionales. Los números son bastante impresionantes: para todo 2014, se estima que el rojo de la balanza comercial turística superará los 150 mil millones de dólares.

Pero otros de los puntos encendió la alarma de las autoridades chinas: en el primer semestre de 2014 la cantidad de viajeros que llegaron a China cayó un 2,4%. Y entre las razones, uno de los puntos que más resalta tiene que ver con la percepción, por parte de muchos visitantes, de los crecientes peligros que implica visitar Beijing, con sus grandes problemas de polución en el aire.

Una nota publicada en el diario inglés The Guardian se ocupa de contar como es la vida diaria en una de las ciudades más contaminadas del mundo. Uno de los puntos interesantes tiene que ver con los niños, y como muchos padres optan por enviarlos a escuelas que pueden construir instalaciones en ambientes protegidos y con purificadores de aire. Escuelas bajo un domo, digamos. Esto se debe, además, que con ese tipo de instalaciones la escuela no debe interrumpir sus clases en el caso de que haya un alerta por aire con niveles demasiado altos de polución.

El problema de la calidad del aire no sólo dispara la venta de purificadores de aire y barbijos. También lleva a muchos chinos a planificar escapadas y vacaciones en lugares donde el aire sea de mejor calidad, como los casos de Fujian, Hainan y el Tibet. Si los mismos habitantes locales toman en cuenta el dato de la calidad del aire para dirigirse hacia otros lugares, va a ser complicado lograr que los turistas internacionales opten por quedarse más tiempo en la capital china.

La nota completa en The Guardian (en inglés). La foto que abre la entrada fue tomada por Bafac y publicada en Flickr bajo licencia Creative Commons Attribution.

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