El turismo como un ritual moderno

El turismo como un ritual moderno

“El turista no tiene dificultad en decidir que lugares debe ver. Su único problema consiste en verlas todos. Incluso bajo condiciones en las que las cosas para ver no tienen fin, alguna misteriosa fuerza institucional opera en la totalidad antes de la llegada de los turistas y separa las vistas con un interés específico, que son las atracciones. En el Louvre, por ejemplo, la atracción es La Gioconda. El resto es arte indiferenciado (…) Las visitas turísticas internacionales modernas poseen su propia estructura moral, un sentido colectivo según el cual existen ciertos lugares que uno está obligado a ver (…) Si una persona va a Europa, “tiene que” visitar París; si va a París, “tiene que ver” la Venus de Milo y, por supuesto, La Gioconda. Existen, literalmente, millones de turistas que han invertido sus ahorros en realizar este peregrinaje con el fin de ver estas vistas. Algunas personas que no estuvieron “allí” me han dicho que desean ver estos lugares “con todo su corazón” (…) Algunos turistas experimentan un sentimiento tan profundo hacia lo que ven que desean estar solos en su presencia, y se enojan con los demás turistas por profanar el lugar arremolinándose “como ganado””.

“El turista no tiene dificultad en decidir que lugares debe ver. Su único problema consiste en verlos todos” (Publica esta frase en Twitter)

Cita tomada de Dean MacCannell, en El Turista. Una nueva teoría de la clase ociosa. 1976, Melusina, páginas 57 y 58 (la edición en español es de 2003).

Park Güell 3

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