Fotografía y conectividad: adiós a las cámaras

Fotografía y conectividad: adiós a las cámaras

Un número cada vez más importante de usuarios hoy sólo toman fotos con sus dispositivos móviles. No lo hacen específicamente por un tema de calidad de la imagen. El punto importante pasa por el uso de la fotografía: orientada a ser compartida en las redes sociales, o al menos almacenada en ellas en los servicios de hosting tipo Dropbox. Lo relevante de los teléfonos móviles es que las imágenes que tomamos con ellos se pueden usar rápidamente en redes sociales, enviarlas por correo electrónico o simplemente ser almacenadas de manera sencilla.

En el párrafo anterior marcábamos que los usuarios no estaban abandonando las cámaras dedicadas por un tema “específicamente de imagen”. A pesar de que tres o cuatro años atrás la calidad de imagen de los dispositivos móviles todavía no era demasiado buena, ya los usuarios los estaban adoptando masivamente para la actividad fotográfica. La clave pasaba por los usos antes que una evaluación estética. Pero hoy ese punto también es bastante discutible: hoy la calidad de los dispositivos móviles como el iPhone 5S y muchos Android de alta gama es bastante difícil de distinguir, a simple vista, de una cámara fotográfica de buena calidad, como cuenta Craig Mod en esta nota, y de manera más relacionada con cámaras específicas en esta nota (ambas en inglés).

Claro que la idea del “adiós a las cámaras” es atractivo para el título, pero en un desarrollo sobre este tema hay que tener en cuenta una serie de matices. De la misma forma en que la fotografía digital desplazó del mercado masivo a la analógica, tampoco forzó la desaparición de ésta última, como prueba la viabilidad de proyectos como Lomography. Algo similar pasa con la creciente calidad y definición de las fotos que toman las cámaras, mientras por otro lado los filtros que dan un toque analógico a las fotos digitales se hacen crecientemente populares, como se puede ver en redes como Instagram.

El mercado de viajes es un segmento interesante de estos cambios. Unos años atrás nadie hubiera pensado usar un teléfono de alta gama para hacer fotos. Una ocasión especial requería cámaras de mayor calidad, como las réflex. Pero los viajeros también publican en Internet y reproducen en sus viajes ciertos comportamientos cotidianos. Uno de ellos es, claro, tomar fotos con el celular y compartirlas rápidamente por Internet. Las cámaras dedicadas quedan para otros usos, como la creación de álbumes de fotos que serán publicadas una vez que nos hagamos tiempo para editar las imágenes.

Alguna vez dejamos el vinilo y los CDs por formatos como el MP3. No por calidad de sonido. De hecho, el MP3 suena peor que otros formatos para música. El punto pasaba por la portabilidad que permitían los archivos de menor tamaño, además del hecho de que eran fáciles de obtener en redes de intercambio de archivos. La capacidad de compartir de los celulares y tablets llevan a que cada vez los usemos más como nuestra cámara de fotos por defecto. Otra vez, portabilidad y conectividad desplazan a las cámaras a usos cada vez más específicos. Los dispositivos móviles se articulan mejor con los usos de los usuarios a la hora de compartir en Internet, pero habrá nichos de mercado que mantendrán el uso de cámaras dedicadas para ciertos usos profesionales, y que requieren de uso intensivo de controles manuales.

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