Es el único lugar del museo donde pasa algo similar. La forma rápida de llegar hasta el cuadro está marcada con carteles en todo el recorrido. Y cuando llegan, se encuentran con una pequeña y compacta multitud delante del cuadro. Y si no se acercan, esta será la mejor vista que puedan tener. Así que hay que armarse de paciencia y constancia, empujar y ganar lugar.
Y todo esto en diciembre. No quiero ni saber lo que debe ser en julio / agosto, los meses de temporada alta en Europa. De todos modos, vayan en el mes que vayan, seguramente van a encontrar este panorama.
Ni siquiera tengo que decir el nombre del museo, ni del cuadro. Con semejante nivel de conocimiento público, es bastante obvio que algo así sucedería en esa sala, la número 6. Ahora, alcen sus cámaras y tomen sus fotos borrosas o con la luz reflejada sobre el vidrio. Y por cierto, no pierdan de vista los carteles que se encuentran a los laterales del cuadro. Si, esos que piden que tengan mucho cuidado con los carteristas.