Fotos y movilidad: la conectividad e intercambio antes que la calidad

Generations of photographers

En el recientemente editado Retromanía, Simon Reynolds sostiene que los usuarios aceptaron el formato MP3 debido a sus ventajas a la hora del almacenamiento y su uso en reproductores portátiles. Y ello a pesar de que el MP3 suponía una pérdida de la calidad de sonido, y no competía con la complejidad del audio de vinilos y discos compactos. Es interesante ver como la difusión del MP3 cuestiona esa concepción tan extendida de que el progreso siempre se expresa en mejorar algo: el audio, la imagen, la capacidad de almacenamiento. En este caso, los usuarios aceptaron encantados un formato justamente por su comodidad, a pesar de su peor calidad.

Ese proceso no lineal de vinculación entre progreso y calidad tambien ha pasado en el terreno de la fotografía, en particular a partir del intercambio de imágenes y la publicación en sitios Web, redes sociales y de información. Lo que vemos en los últimos años es que los usuarios prefieren usar sus teléfonos, debido a es mucho más simple compartir las fotos en Internet, o enviarlas por correo electrónico. Las cámaras compactas o réflex quedan para ocasiones especiales, pero los teléfonos se posicionan en aquellas imágenes a compartir. Y todo ello, a pesar de que las fotos tomadas por los teléfonos son de menor calidad y carecen de profundidad. Y si bien es cierto que el iPhone 4S o el Galaxy S2 toman muy buenas fotos, no se comparan con las obtenidas por las cámaras profesionales -e incluso con las compactas más sofisticadas.

Por ello, en los últimos tiempos los fabricantes de cámaras de fotos vienen realizando esfuerzos para vincular sus productos con los smartphones o algún dispositivo con conexión a Internet, y desde donde compartir sea muy fácil. Esa tendencia se puede ver en los fabricantes que desarrollan aplicaciones para iOS y Android; las cámaras con Wifi y que permiten compartir archivos con dispositivos en la misma red; y las que incorporan Bluetooth como parte de sus funcionalidades. Incluso cada vez son más comunes las cámaras con GPS, para sumar datos de geolocalización a las imágenes -y que son relevantes para crear mapas con recorridos.

En donde todavía el tema viene un poco más complejo es en el almacenamiento. Los usuarios toman muchas más fotos, pero no suelen preocuparse demasiado por cómo las guardan. Ni que hablar de las copias de respaldo, una precaución que pocos siguen. El resultado: muchas imágenes sobreviven sólo en las redes sociales, y si desaparecen de allí, probablemente nunca puedan ser recuperadas. Han aparecido ya algunas soluciones interesantes -las copias automáticas de fotos en Dropbox, o la sincronización permanente de fotos en Google+ y Picasa, o vía iCloud en dispositivos iOS. Pero evidentemente falta bastante como para lograr consolidar un respaldo permanente de nuestra memoria digital.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Volver arriba