Los gobiernos locales y los conflictos por el alquiler de alojamientos a través de Internet

Airbnb y los conflictos locales

Hace un buen tiempo, contábamos en este blog como la ciudad de New York había optado por prohibir los alquileres temporarios de departamentos, ante todo dos situaciones: restaban unidades disponibles para los habitantes locales, pero, y más relevante desde el punto de vista fiscal, impactaba sobre el “tax room”. Que es el impuesto que la ciudad cobra por cada habitación alquilada en los hoteles de la ciudad. Con una medida así -de fiscalización un poco compleja, hay que reconocer- la ciudad apunta a no afectar una fuente de ingresos, y desactivar las quejas de los hoteleros y de los vecinos de la ciudad -en muchas otras ciudades se han establecido límites con el tema del alquiler temporario para turistas, en buena parte por las quejas de los consorcios de los edificios.

Y ahora tenemos otra vuelta de tuerca sobre el tema. Ya desde hace tiempo empresas como AirBNB han logrado un importante crecimiento gracias a la creación de un mercado de alojamientos en las ciudades, que podía ir desde el segmento hotelero tradicional hasta habitaciones en casas de familia. Claro, para muchas ciudades se abre un tema importante: ¿cómo fiscalizar ese tipo de alojamientos y alquileres, y cobrar las tasas correspondientes? Tasas que pagan otros actores del mercado, como los hoteles categorizados. En San Francisco, EE.UU., encontraron una “solución” bastante controversial: servicios como Airbnb y similares tendrán que pagar su porción del “tax room” de la ciudad a partir de su porcentaje de beneficios. Desde ya, hay una buena serie de quejas al respecto.

En Pando Daily sostienen que la situación es ridícula por un punto: Airbnb y sus competidores no son más que una plataforma que permiten transacciones entre consumidores, mientras que la relación entre un hotel y un pasajero es la de un negocio con un particular. También sostienen que estas medidas simplemente van a desalentar a los particulares a ofrecer lugares en alquiler en estas plataformas, ya que las tasas propuestas -el tax room actual es del 14%- reducirían sustancialmente sus ganancias, ya que es bastante evidente que Airbnb y similares van a traspasar ese costo a sus clientes.

Incluso si no estamos de acuerdo con las disposiciones de San Francisco, no se puede dejar de reconocer un punto: al permitir el alquiler de espacios temporarios por fuera del sistema hotelero tradicional, plataformas como Airbnb tendrán que ser encuadradas dentro de las leyes locales de regulación del turismo y del cobro de impuestos. Un debate que seguramente va a tener puntos muy conflictivos, como quien se ocupa de retener los pagos de las tasas y que tipo de instrumentos se usan para estimular que estas operaciones se hagan en blanco, y facilitar su seguimiento.

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