La experiencia de quien escribe sobre viajes suele tener un sesgo autobiográfico muy importante. Es el relato de lo experimentado en un lugar. Un relato donde lo vivido por el autor es interesante porque los acontecimientos son significativos, están bien narrados y son relevantes para otras personas. Ya sea porque esas personas quieren leer buenos textos, o se inspiran en ese viajero para armar sus propios recorridos, o simplemente tienen más ganas de viajar.
Para que esa experiencia autobiográfica del viaje sea relevante, no todo es dejar que las cosas pasen. Una parte del viaje puede estar basada en la eventualidad, pero por otro lado hay estrategias destinadas a buscar información, historias, personajes interesantes. Una combinación de una activa búsqueda personal de cosas que nos interesen, con una disposición a estar alerta y encontrar las oportunidades. Oportunidades que se traducen en historias, fotos, notas en el cuaderno de viajes, datos relevantes como precios o puntos interesantes para remarcar en el mapa.
Es interesante pensar, entonces, que esa experiencia de viaje suele ser más interesante para autores y lectores cuando tiene esa fuerte marca personal. Marca de la que suelen carecer los rutinarios viajes de prensa, donde se pierde de vista que el tiempo libre, para el escritor de viajes, es central para encontrar otras historias o descubrir facetas nuevas del destino.
Esa lectura personal, y estos son gustos particulares, implica un delicado equilibrio entre las historias particulares y la generalización. Abundan los autores que, a partir de estar en una ciudad algunos días, o pasar en un lugar por pocas horas, ya arman raras generalizaciones sobre un país, o la personalidad de los habitantes de una zona, o se dedican a comparar el destino con el confortable espacio de su lugar de origen o residencia. Hay autores que, urgidos por esa necesidad de generalización, pierden de vista la necesidad de reunir más historias, de concentrarse en el lugar, de vivir el viaje. Parece que lo relevante es crear teorías explicativas incluso antes de tener los datos.
En lo particular, siempre creí que un relato de viajes en un blog estaba orientado a ayudar a los demás a organizar sus propias experiencias de viaje. Por ello, la intención siempre fue combinar la selección personal de datos e impresiones con la información relevante para el resto de los viajeros -precios, recorridos del transporte, horarios. Pero en ese punto cada uno elige como llegar al lector. A veces, la experiencia personal de un destino, en particular las que son intensamente autobiográficas, puede interesar mucho a los lectores. Una experiencia autobiográfica cuya calidad en el texto dependerá, claro, de nuestra pericia narrativa y nuestra capacidad de hallar historias, personajes y momentos.
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