Residentes y no residentes: sobre las tarifas diferenciadas en turismo

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En el blog de Lonely Planet discuten sobre un tema bastante polémico en el mercado de viajes: el cobro de tarifas diferenciadas para residentes y extranjeros (o no residentes). Se trata de una política bastante extendida en América del Sur, y que he visto tanto en mi país como en Brasil, Perú y Ecuador, por citar casos que presencié de manera personal. Desde ya, no se trata de algo que les guste a los no residentes; les parece injusto pagar más por lo que los residentes disfrutan por precios menores. No son pocas las voces que señalan que estos “cobros diferenciados” finalmente afectan a la industria turística en su conjunto, ya que desalientan a los turistas a visitar un país. Si alguien conoce algún estudio al respecto -o sea, algo que vaya más allá de la opinión de “sentido común”-, que avise en los comentarios.

En algunos países, incluso, el cobro de estas “tarifas diferenciadas” es legalmente bastante discutible, en tanto suelen tener reglamentaciones de comercio que no permiten establecer precios diferenciados para los mismos servicios. Quienes defienden estos cobros señalan que esas tarifas diferenciadas permiten sostener precios mucho menores para los residentes locales o que viven cerca de las atracciones, y que no podrían pagar tarifas más caras.

En el caso de Argentina, específicamente, la ley 24240 de “Defensa y Protección del consumidor” establece, en su artículo 8 bis, que “no podrán ejercer sobre los consumidores extranjeros diferenciación alguna sobre precios, calidades técnicas o comerciales o cualquier otro aspecto relevante sobre los bienes y servicios que comercialice. Cualquier excepción a lo señalado deberá ser autorizada por la autoridad de aplicación en razones de interés general debidamente fundadas”. Supongo que las tarifas diferenciadas en parques nacionales deben entrar en esas “razones de interés general”.

Desconozco como se resuelven estos temas en otros países, pero normalmente este tema no suele ser objeto de controversia en el turismo que se practica dentro de países donde los salarios y precios son altos en relación con las naciones menos desarrolladas. El tema aparece cuando existe una evidente percepción de la diferencia de ingresos entre visitantes y locales, o vendedores y compradores. Y ese tema incluso excede el marco del turismo; la idea de “cobrar por la cara” es parte de las oportunidades de negocio en muchos sectores de la economía, en particular en aquellos productos donde el valor es discutido entre compradores y vendedores, como las antiguedades y artesanías.

12 comentarios en «Residentes y no residentes: sobre las tarifas diferenciadas en turismo»

  1. La verdad no tengo una opinion formada al respecto.  Pero el principal problema en Argentina es como se publican los precios en los lugares. Los carteles dicen: Precio Argentino $X y Precio Extranjero $X. 
    Quedaria mucho mejor que se  publiquen como Precio Regular: $X y abajo descuento a Residentes o precios especial residentes. O sea plantearlo como un descuento o un precio especial como normalmente se hace con los jubilados y estudiantes.

    1. Ese tipo de carteles también se encuentran en otros lugares de América Latina. Se podría tener una mejor táctica comercial, pero en el fondo la discusión es cuáles son los descuentos razonables a hacer, y bajo que circunstancias.

  2. Hay que destacar algo también, como en tu último párrafo, y es cuando la diferencia tarifaria se hace sottovoce, es decir cuando un turista en determinado país, de golpe recibe la carta (o peor, ¡la cuenta!) del restaurante en dólares, etc.  Que es, lamentablemente, una práctica bastante común en América Latina.
    En cuanto a precios “oficiales”, como la entrada a un parque nacional, o un pasaje de avión, etc. la única distinción de precios que me parece razonable es con los estudiantes de un país. Es decir, yo soy estudiante de arqueología en Argentina, me parece perfecto que me dejen entrar gratis al museo de cs. naturales de La Plata; en cambio, si sos turista, ayudá al mantenimiento del edificio. 
    Lo mismo con los parques nacionales o pasajes. Me parece que incentivar el descubrimiento “joven” del propio país es fundamental. 
    En Europa, por ejemplo, también hacen descuentos para europeos que no hacen para el resto de los ciudadanos. No conozco ningún estudio al respecto, pero a mi particularmente me desalienta bastante encontrarme frente a ese tipo de distinción, al punto de quizás dejar de hacer algo.

    1. El gran tema es que entendemos por “interés común”. En Perú, por ejemplo, hay un tren desde Cusco a Aguas Calientes que es muy económico, pero sólo puede ser tomado por habitantes de la zona. Los trenes para turistas son sustancialmente más caros y con tarifas en dólares. Lo mismo para los descuentos a estudiantes, jóvenes, jubilados, etc. Entonces, podemos establecer que no se puede hacer absolutamente ningún descuento, y perjudicaríamos a los que no pueden pagar mucho. Pero coincido en que las distinciones tendrian que ser claras, y no operar sólo por criterios de nacionalidad, como sucede hoy en muchos lugares de América Latina.

  3. hola que tal los comentarios de jorje siempre me ayudaron a viajar,y estoy totalmente de acuerdo con el, mañana salgo para recorrer jujuy y salta y en esta provincia se da el caso del tren de las nubes
    que siendo yo argentino tengo que pagar otra tarifa  del que vive en salta
    hector

  4. Siempre me hicieron ruido ese tipo de distinciones. Además de la ley de defensa del consumidor, en algunos casos parecen contrarias a la Constitución Nacional (que establece un principio de igualdad, incluso entre argentinos y extranjeros).

    De todas maneras, también es cierto que en Europa suelen beneficiar con descuentos a los ciudadanos (en Italia y España, en las entradas a algunos museos, por ejemplo).

  5. recuerdo que la lancha colectivo en Venecia tenía un precio para turistas y otro para residentes. La explicación pasó por el desgaste del “mobiliario” urbano por sobre uso a consecuencia del turismo.

  6. Lo que mencionás en tu post es una práctica demasiado común en el Sudeste Asiático: lo que acá llaman el “tourist price”. Te ven la cara de extranjero y no importa de dónde seas ni cómo viajes (de mochilero o cinco estrellas), siempre te van a pedir por lo menos el doble de lo que paga la gente local. En algunos países ocurre de manera “formal” u “oficial” y en otros de manera “informal”. En Indonesia, por ejemplo, casi todos los museos o monumentos de las ciudades turísticas tienen dos precios: el local (en rupias) y el extranjero (en dólares) y hay, incluso, mostradores distintos para pagar los tickets. En Vietnam, según me contaron, hay dos menúes: uno para locales y otro para extranjeros (más caro, obviamente); una vietnamita me dijo: “Cuando vayas al mercado y preguntes algún precio, bajalo por lo menos a un cuarto de lo que te piden”. Supongo que piensan que si venimos de tan lejos, seguramente tendremos mucha plata y no nos importará pagar un poquito más. Lo malo es que este “deporte” de cobrar de más se está convirtiendo en parte de la interacción “normal” entre locales y extranjeros.

    En otros países, esta diferencia de precios ocurre solamente dentro del marco turístico. Me explico: en Laos quise tomar un colectivo de una ciudad a otra y todos los hoteles, guesthouses, agencias de viaje querían cobrarme 16 dólares por un trayecto de 4 horas. Decidí hacer el recorrido por mi cuenta: me tomé el transporte público a la estación de buses y ahí tomé el transporte de larga distancia (en vez de usar el servicio de “pick up” que ofrecen los hoteles y agencias). Todos me vieron la “cara de turista” (me es imposible disfrazarme de asiática) pero a nadie se le ocurrió cobrarme de más: pagué algo así como 20 centavos de dólar para ir hasta la estación y los 4 dólares correspodientes para ir hasta la otra ciudad, exactamente los mismos precios que todos los laosianos con quienes compartí el trayecto. Y el transporte fue más cómodo que el “vip” que ofrecen muchas agencias.

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