Camaras fotográficas, vida cotidiana y viaje

Los turistas y los cóndores

Alguna vez, la figura del turista fue caricaturizada a partir de un elemento: la presencia permanente de la cámara fotográfica. Para que ese elemento se tornara distintivo del turista, por detrás debía existir un sentido común evidente pero no explicitado: en la vida cotidiana no cargábamos una cámara de manera permanente. Sólo cuando viajábamos, paseábamos lejos de casa, éramos extraños y visitantes en otra ciudad.

Tal diferencia, como ya se habrán dado cuenta, ya no es tan evidente. La masividad de las cámaras digitales, su tamaño cada vez más compacto, y su presencia en la mayor parte de los celulares actuales ha llevado a una extensión del uso de la cámara en muchas instancias de nuestra vida cotidiana. En cierta medida, nos comportamos como turistas incluso en nuestras ciudades. OK, no cargamos por lo general una cámara réflex, pero es muy probable que nuestro celular ya haga fotos de una calidad más que aceptable, sin que sea necesario cargar con una cámara aparte salvo en momentos puntuales.

Esta disolución de la relación obvia entre “cámara” y “turista” en realidad participa de un mucho más amplio proceso de borramiento de la separación entre vida cotidiana y viaje. Hasta no hace mucho, quien viajaba se desconectaba de “casa” y del entorno cotidiana de manera bien clara. Hoy muchos seguimos conectados a Internet cuando estamos de viaje, y hasta llevamos a cabo muchos procesos de trabajo habituales en la ciudad donde vivimos.

El viaje ya no es suficiente para separar espacios, para llevarnos a actuar de manera diferente o alterar por completo nuestra rutina cotidiana. Claro que todavía hay diferencias, pero éstas son mucho menos marcadas que las habituales dos décadas atrás. Hoy, desconectarse de casa es una decisión consciente. Tiempo atrás, era la consecuencia obvia de viajar.

Las imágenes, de todas maneras, tardan en instalarse en los imaginarios, y demoran en cambiar. A los turistas aún los representan con su cámara al cuello. Tal vez no falte tanto para comenzar a buscar otro tipo de diferencia a la hora de pensar en la caricatura. La portación permanente de la cámara cada vez es un elemento menos distintivo entre el viaje y nuestra vida cotidiana.

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