Turismo: sobre riesgo y precaución

Epidemia de Pánico / Panic Epidemy

Primero, la cita:

“Un avión de pasajeros que iba de Londres a París acaba de estrellarse. Aunque se desconoce la fuente del problema, muchos sospechan de que se trata de un atentado terrorista. Durante las semanas siguientes, muchas personas que hubiesen viajado en avión toman trenes o permanecen en sus hogares. Algunas de esas mismas personas reconocen que el riesgo estadístico es sumamente pequeño. No obstante, se niegan a volar, en parte, porque no quieren experimentar la ansiedad que les provocaría hacerlo”.

¿Cómo explicar este tipo de situaciones? Si nos posicionamos en una explicación basada en el riesgo estadístico, podríamos señalar varias cosas. A pesar de que poco tiempo antes se haya producido un accidente aéreo, las probabilidades de riesgo siguen siendo similares. Reemplazar el avión por otra forma de locomoción no es justamente una solución, ya que otras formas, como el viaje en auto, tienen mucho mayores índices de accidentes. Ni siquiera quedarse en casa es una solución, en tanto hay, como todos saben, probabilidades de accidentes caseros.

Para Carl Sunstein, el tema debe ser explicado a partir de salir de la “explicación estadística”. Señala que “cuando hay en juego emociones intensas la gente tiende a concentrarse en el resultado adverso y no en la probabilidad“. Esto es, enfatiza los peores escenarios. Y prosigue: “cuando las personas carecen de información estadística se basan en cierta heurística o reglas generales que sirven para simplificar su investigación“. Para decirlo de manera más sencilla, toman decisiones en base a acontecimientos que se han hecho más visibles, y en base a una serie de temores, antes que en una decisión meditada fundamentada en estadísticas de mediano y largo plazo.

Esta apreciación del riesgo es interesante para el mercado turístico, y da algunas pautas para explicar algunos de los problemas causados por la percepción del riesgo en determinados casos. Por ejemplo, la caída en la cantidad de visitantes a países como México y Argentina por la “epidemia de gripe A” de 2009 fue muy importante, a pesar de que muchos especialistas aseguraban que la posibilidad de contagio y de sufrir consecuencias muy graves por ello eran realmente muy bajas. Claramente, en este caso se puede leer el tema del “peor escenario”; la probabilidad estadística se deja de lado y se prefiere tomar decisiones en relación con las peores posibilidades existentes. Claro que ese “peor escenario” también era muy visible gracias a la cobertura de los medios, que habían puesto en los primeros lugares de su agenda al tema de la gripe A.

Pero el riesgo ocasionado por la gripe A también nos puede llevar a otro tema: cómo aparece esa percepción. Un caso interesante, y que aborda Sunstein, es que pasa cuando un lugar que parecía “normalmente seguro” de golpe pierde esa cualidad.

“Los riesgos pueden aparecer a la vista en forma repentina y hacer que las personas crean, donde antes estaban “seguras”, ahora están “inseguras”. En los Estados Unidos, los atentados terroristas del 11 de septiembre son un caso obvio en cuestión, que hicieron pensar a la gente, durante un corto tiempo, que los aeropuertos y demás espacios públicos “no eran seguros” y luego le provocaron preocupación al hacerle pensar que la nación básicamente estaba ” en riesgo”.

Nuevamente, tenemos la hipótesis del “peor escenario”, extendido a todo tipo de espacios públicos a partir de un hecho puntual, y que no ha vuelto a repetirse de esa manera. Más allá de los evidentes usos políticos del miedo por parte del gobierno de Bush, está claro que la percepción del riesgo por parte de ciudadanos y viajeros se concentró en las peores posibilidades antes que en la probabilidad estadística, y en las emociones antes que en la evaluación.

Quitemos del medio las valoraciones sobre la manera de concebir lo real, y pasemos a concentrarnos en un punto más directo: este tipo de comportamiento no tiene nada de raro. Y para el sector de turismo, comprender como los ciudades perciben el riesgo es crucial para poder amortiguar los impactos de una crisis causada por la “falta de seguridad”. Podemos salir a explicar que las probilidadades estadísticas de contraer gripe A o ser víctima de un atentado terrorista son más bajas que la de sufrir un accidente camino al trabajo, pero no tenemos que creer que eso es suficiente. En el medio, tenemos las emociones; la hipótesis del peor escenario, que además gana en visibilidad por la cobertura mediática; y también las medidas de políticas públicas, muchas veces anunciadas de apuro ante el reclamo de muchos ciudadanos sobre que “algo hay que hacer sobre este problema”.

Cualquier destino puede sufrir, en un determinado momento, una fuerte caída en la cantidad de visitantes ante la percepción de un riesgo determinado. Buscar salir de esa incómoda posición implica algo más que mostrar que el riesgo está siendo exagerado, en base a las estadísticas con las que contamos; hay que ir más allá y tener en cuenta que la “reacción emotiva” frente al “peor escenario” es muy factible, y que hay que pensar en cómo lidiar con ese problema. A mediano plazo, es muy probable que esa percepción del riesgo ceda, a medida que el escenario más negativo pierda visibilidad. Pero en el momento más complicado, las estrategias tendrán que ir un poco más allá que tener la palabra de los especialistas y difundir estadísticas.

Bibliografía

Sunstein, Carl (2005) “Los peores escenarios” en Leyes de miedo. Más allá del principio de precaución. Buenos Aires, Katz, 2009.

2 comentarios en «Turismo: sobre riesgo y precaución»

  1. Creo que es normal tener algunas dudas a la hora de realizar un viaje o de tomar la clase de transporte y me parece muy interesante que este artículo explique tantas cosas de las que muy seguramente no estamos bien informados.

  2. Sinceramente pienso que la Gripe A es un truco de los altos cargos del gobierno, bueno mejor dicho, de los politcos del mundo. NO EXISTE!!!!!!

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