Urbe 3: el espacio urbano y el deambular sin riesgos de perderse

Avenida de mayo

El espacio urbano es un espacio infinito. Pero no es un espacio arbitrario; nos permite deambular por él sin riesgos de perdernos, ni necesitar una brújula. Se trata de un espacio delimitado; que tiene un centro y una periferia. Que está señalizado y cartografiado, y pensado para ser recorrido. Podemos ir y venir desde el centro a la periferia, entrar y salir, y caminar y descubrir nuevos sitios. Es parte de lo que hace fascinante a la ciudad: la idea de aventurarse a ver lo nuevo a apenas cuadras de lo conocido, para luego poder regresar a lo conocido. Una especia de aventura en el espacio de lo seguro.

Éste tipo de deambular por la ciudad no es el que está abierto al turista que llega a las apuradas, y apenas si tiene tiempo para visitar los enclaves turísticos. Es más bien un conocimiento reservado para quienes viven en una ciudad por un tiempo que les permita, sin sentirse culpables de perderse otras cosas por dedicarse a deambular sin sentido.

Aún cuando el espacio urbano sea un espacio finito que permite un deambular infinito, nuestros tiempos como visitantes nos obligan muchas veces a limitarnos a mapas que otros han trazado para nosotros. Es el costo de las limitaciones que tenemos al llegar a una ciudad; si al menos queremos ver algo, debemos renunciar a la libertad del deambular.

La ciudad, entonces, es un mapa mental; está marcado por los lugares que nos orientan, que nos sintetizan a la ciudad, que nos dicen que la conocemos. Por los recorridos, las caminatas, las sorpresas. No es extraño que ese tipo de reflexiones apareciera cuando la ciudad tal como la conocemos hoy era un fenómeno nuevo, moderno. En la idea del “flaneur” de Baudalaire. En las reflexiones de Simmel que vimos en una entrada anterior de esta serie. O en Benjamin y sus pasajes. Hoy vemos muchas de estas experiencias como “cosas de todos los días”. No tenemos esa distancia histórica, y aún así podemos seguir encontrando las sorpresas en el finito infinito del espacio urbano. Que no será una novedad social, pero puede ser una novedad para nuestras historias individuales.

Referencias bibliográficas

Mongin, Olivier (2006) “La experiencia urbana o como “cobra forma” la ciudad”. En La Condición Urbana. La ciudad a la hora de la mundialización. Buenos Aires, Paidós.

3 comentarios en «Urbe 3: el espacio urbano y el deambular sin riesgos de perderse»

  1. A mi cada tanto me gusta agarrar la bicicleta y meterme por zonas perdidas de la ciudad, sin tener un rumbo fijo. Sobre todo me meto por los barrios que estan entre avenida Rivadavia (a la altura de flores o floresta), y la avenida Cabildo. Son un sin fin de cuadras residenciales, pero con muchas sorpresas.

    Me gustaría tambien meterme mas por los barrios del sur, pero a veces temo por mi seguridad.

  2. Hola, hace tiempo que leo tu blog, te escribo desde España.
    Me ha gustado mucho la foto que has puesto en este post, de noche cuando recien termina de llover.
    A mi me encanta pasear por mi ciudad así, pero cambiando la noche por la tarde, pasear por la tarde recien cuando termina de llover.
    Es genial el olor a tierra mojada.
    Un saludo.

  3. Dixxen, efectivamente el tema de la seguridad no lo había pensado cuando hablaba del tema “riesgos”. Sólo me refería a la posibilidad de perderse. Pero seguramente en muchas ciudades hay que averiguar previamente antes de largarse a pasear por cualquier lugar.

    Aguamarina, para mí el mejor momento para caminar una ciudad es el invierno. Y bajo la llovizna es un momento muy lindo. Las calles quedan más vacías y el piso mojado le da a las fotos un aspecto mucho más brillante y atractivo.

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