Turismo joven, en crecimiento

El 20% de todos los arribos internacionales: eso es lo que representa el llamado “turismo joven” según la Organización Mundial del Turismo (OMT). Si se tiene en cuenta que en el último año los arribos internacionales fueron 898 millones, estamos en una cifra muy cercana a los 180 millones de viajeros. Y eso no es todo: se trata de uno de los sectores turísticos con mayor crecimiento.

Para los que gustan de los números, hay un dato muy importante para cuantificar la importancia internacional del turismo joven: en los últimos años el gasto promedio por viaje creció un 40%, y ahora de 1915 euros por viajero. Hay varias salvedades para hacer. En primer lugar, que se trata de viajes más extensos, donde seguramente el gasto por día está por debajo de los turistas internacionales. Y segundo, que es bastante evidente que semejante nivel de gasto corresponde sobre todo a los turistas jóvenes de los países más desarrollados. Por estos lados de América del Sur, pocos tienen casi dos mil euros para gastar en un viaje, y menos los más jóvenes.

Hay otro punto mucho más interesante a tomar en cuenta en el turismo joven, también llamado en muchos países “turismo mochilero”: tienden a gastar un porcentaje muy alto de su dinero en productos y servicios prestados por habitantes locales, mientras que los turistas de primer nivel suelen destinar buena parte de su presupuesto en cadenas internacionales de hoteles e incluso a contratar los tours desde su país. Sobre este tema, pueden ver una entrada anterior de este blog, donde discuto uno de los “sentidos comunes” más arraigados de la industria turística en América Latina: que el único turismo que vale la pena desde lo financiero es el de “primera clase”.

La entrada de ayer la había dedicado a los “flashpackers”, o aquellos viajeros que después de los 30 años insistían en viajar como mochileros -o al menos, de manera próxima a un mochilero- pero con un presupuesto mucho menos ajustado. Seguramente, muchos de estos viajeros conocieron ciertos lugares cuando eran más jóvenes y tenían un presupuesto muy limitado, pero estarán dispuestos a retornar a él si tienen una buena experiencia de viaje. Y esto no sólo se aplica a los mochileros que llegan desde los países más desarrollados; también se aplica a aquellos que vivimos por estas zonas del mundo, que viajábamos antes con muy poco dinero, y que hoy por suerte podemos planificar nuestros recorridos con menos ahogo financiero. La política de “no queremos mochileros” que comenté algunos meses atrás es una especie de suicidio a futuro, y que evidencia la falta de políticas de turismo adecuadas en muchos lugares de Argentina -y en otros lugares de América Latina, claro.

Un resumen del trabajo de la OMT, llamado “Youth Travel Matters: Understanding the Global Phenomenon of Youth Travel”, se puede ver en este enlace. Si consigo una copia del informe, lo comentaré más adelante.

Un comentario en «Turismo joven, en crecimiento»

  1. Lo curioso es que un mismo turista puede ejercer de mochilero o no en distintos destinos.

    Desde España puedo viajar a Portugal y tomar todos los cafés que me apetezca incluso en terrazas porque el coste es muy barato; por la noche me alojo en hoteles de cuatro estrellas. Mientras tanto, si voy a Inglaterra como bocadillos en un banco del parque y duermo en hoteles baratos de la periferia, por supuesto sin tomar café en ninguna parte. En Praga puedo entrar a sitios muy elegantes y en París me lo pienso dos veces.

    Vivo en una población turística y aquí no se discrimina a los mochileros porque sabemos que todos los viajeros son importantes.

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