En Times Square hay un enorme local de M&M, con dos pisos llenos de cosas. La primera pregunta, hecha desde fuera, es simple: ¿con qué se puede llenar semejante espacio? ¿Con chocolates con cubierta de colores? Por supuesto, eso no alcanza. De hecho, los chocolates apenas si ocupan espacio en dos paredes, una en la planta baja, y otra en el primer piso. Todo el resto es la extensión de la marca M&M y sus personajes a cuanta cosa se le ocurra: remeras, dispensers de caramelos, llaveros, gorras, platos, cubiertos, adornos, lapiceras, balones de béisbol…
Pero a medida que recorremos el local, que es una explosión de colorido en extremo, cada vez estamos más abrumados con una simple pregunta: ¿hasta dónde se puede forzar una idea, una representación corporativa, un logotipo? Todo dentro del local de M&M de Times Square es color, color, y más color, hasta que te duele la cabeza y ya odias a esos bichos redondos de colores. Al principio, todos esos tubos de colores llenos de chocolates te tientan; pero al final, dan ganas de salir corriendo. Sé que pensarán que el local, en realidad, apunta a los niños. Pero la mayor parte de los productos claramente están destinados a adultos, como platos, lapiceras o relojes de pared. Es una explosión de consumo que opera por el exceso; al final, del chocolate ya te has olvidado, y los M&M han logrado expandirse a casi cualquier producto que se te ocurra. Desde ya, esto no es una casualidad; es una clara estrategia de marketing. Creo que mejor comprar los M&M en el kiosko nomás, sin tanto bombardeo…
Vaya, sólo con leerte ya me entra indigestión… No me extraña q den ganas de “dejarse” el chocolate…
Algo parecido me sucede cada vez q entro en una tienda Disney, y eso q hay más variedad de figuras. Pero tanto color y tanto baño de sonrisas y de ingenuas miradas vacías me producen ganas de ver una peli de acción sin musiquitas.
Un saludo!
ese tipo de locales terminan produciendo el efecto contrario… están hechos para fanáticos o para estar 5 minutos, y salir y ya…
nunca me voy a olvidar del local de cocacola y su fuente de cocacola con decenas de chorritos de cocacola saltando de un lado para el otro, llenando vasitos de cocacola (¿dije muchas veces ‘cocacola’?
Los americanos son los reyes para crear espacios temáticos.
A mi personalmente me llamó la atención el Niketown de la calle 57.
En mi opinión, si bien siempre es importante intentar que la marca llegue a todo el mundo, cuando se llega al exceso se consigue todo lo contrario como bien dices en tu artículo.
Un buen ejemplo quizás, de buena publicidad a través de marca y colores sin saturar al usuario es el de EasyJet. Han realizado bastantes productos con el color naranja y el logo de la empresa y con un sentido claramente corporativo pero no hasta la saciedad, por lo que el tener un objeto útil de ellos puede ser hasta bastante interesante.
Pienso que está podría ser la forma y que cuando hablamos de un lugar cerrado, comida nada sana en exceso y tantos colores saturantes para la vista, si se satura mínimanete (y en este caso es mucho más), desde luego no se consiguen el objetivo de conseguir que alguien desee volver o compre, sinó más bien todo lo contrario.
Saludos