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En 1976, Dean MacCannell escribía esto:

El hombre industrial podía retirarse a su propio espacio en su lugar de trabajo, al bar de su vecindario o a sus propias relaciones domésticas. El Hombre Moderno está perdiendo sus vínculos con su lugar de trabajo, el vecindario, el pueblo, la familia, que alguna vea llamaba “propios”, pero al mismo tiempo está desarrollando un interés por la “vida real” de los otros.

Más allá de lo útil e interesante de este tipo de observaciones para aquellos que quieran analizar fenómenos mediáticos como los “reality shows”, lo que más me interesa es analizar estas frases de Maccannell a la luz de algunos cambios generales en el mercado turístico. Hemos visto como en las últimas décadas como buena parte de la vida cotidiana de los “otros” puede ser convertida en un objeto turístico. Ejemplos hay cientos; desde visitas a lugares muy pobres, como los tours por las favelas en Brasil o “villas miseria” en Argentina, hasta quienes compran un lugar para ir a ver un partido de fútbol como parte de una hinchada.

Si algo no me interesa son las explicaciones de corte “psicologista”, que tienden a dar cuenta que las personas se interesan en la vida de los demás “porque son estúpidos” o “porque no tienen vida”. Más bien, un análisis más interesante y completo surgiría de dar cuenta como, en términos sociales, creamos narrativas para canalizar ese interés “por la vida de los otros”. Desde los géneros de los medios, hasta nuestras prácticas turísticas específicas. En el medio, claro, se encuentran otras discusiones, como la pérdida de la privacidad y la resignificación de los espacios urbanos y su fragmentación de acuerdo a la capacidad de consumo, entre otros temas. Parte de esa problemática se entrecruza, también, con el hecho de que la ciudad turística y la del trabajo cada vez se parecen más -sucede en lugares como Puerto Madero, en Argentina, como ya se analizó en este blog.

Los cambios en las formas en que “miramos a los otros”, como se darán cuenta, exceden largamente el campo del turismo. Y de la misma forma en que muchos cambios en este negocio son el producto de la reestructuración del campo laboral en el pasaje del fordismo al posfordismo y las modificaciones en los regímenes de producción, aquellos intereses de los turistas por “la vida cotidiana” de los demás pueden ser vinculados con otros tipos de fenómenos. Rara paradoja: durante mucho tiempo, el interés por lo que hacían las personas “comunes” en el campo del turismo era casi un patrimonio de los mochileros / viajeros. Pero el mercado cambia, y la mirada sobre “los otros” hoy puede ser parte de cualquier tour.

La cita que abre la entrada está tomada de El Turista, de Dean MacCannell, editado en 2003 por la editorial española Melusina (la edición original es de 1976).

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