Melina Celeste Senese
“Argentina, Bella ma non troppo�.
Un análisis del discurso sobre la representación de los espacios turÃsticos argentinos en artÃculos de losprincipales diarios italianos.
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo propone analizar las representaciones discursivas que desde diferentes periódicos italianos se hacen de los destinos turÃsticos de la Argentina. Otro de los objetivos a abordar serán las representaciones de sentido común que, construidas por los periódicos en los mismos artÃculos, dan cuenta de los personajes «tÃpicos» y «mÃticos» que habitaron y habitan nuestro paÃs.
Como corpus, se han seleccionado veintiún artÃculos de los principales diarios italianos que hacen expresa referencia a los sitios turÃsticos que ofrece la República Argentina.
La selección responde a la relevancia de los diarios de gran tiraje y circulación en Italia; asà como también a un perÃodo determinado.
Los diarios elegidos son: La Repubblica, Il Corriere della Sera, La Stampa, Diario TTG Viaggi, Avanti, Bari Sera, Il Giorno, L’ Espresso, Guida Viaggi, Genti Viaggi, Il Mondo e Il Corriere di Bari. Un documento con todos los artÃculos se puede bajar desde este enlace. Los enlaces a las páginas Web consultadas están al final del artÃculo.
En lo que respecta a la temporalidad la selección está acotada a aquellos artÃculos publicados con posterioridad a la crisis económica sufrida en la Argentina en el 2001. Se cree apropiada tal selección ya que la devaluación del peso argentino ha favorecido el cambio monetario a diferentes paÃses, entre los cuales aparece como beneficiario Italia; y como consecuencia de ello se ha producido una mayor difusión de la Argentina como destino turÃstico en los periódicos locales.
El análisis intentará desentrañar una postura que, desde los artÃculos periodÃsticos, marca la diferenciación y polarización del mundo. Una dualidad que se transcribe en la descripción de la Argentina como espacio turÃstico perteneciente al mundo de los “Otrosâ€?, mientras que remite y compara constantemente con un mundo europeo caracterizado como el de “Nosotrosâ€?.
Tal dualidad es la que origina la hipótesis principal de este análisis. AsÃ, se dirá que los diarios italianos representan a los espacios turÃsticos argentinos como un «oasis europeo» dentro del tercer mundo.
La mirada diferencial y muchas veces peyorativa que subyace en los artÃculos, se evidencia también en la caracterización y construcción que, desde el sentido común, se hace de los personajes ‘tÃpicamente’ argentinos, como indios, gauchos y tangueros.
Asà se sostendrá que “lo ‘tÃpicamente argentino’, central y exclusivo del paÃs, es un contraste más de la división dual entre primer y tercer mundo, entre Nosotros y los Otros, y principalmente una fuerte marca de construcción de identidad que condensa una mirada eurocéntricaâ€?.
A partir de estos interrogantes iniciales que guiarán el análisis, se desprende la necesidad de mencionar que éste trabajo al pertenecer al campo de las Ciencias Sociales; remitirá particularmente a la relación que entablan las perspectivas comunicacional y turÃstica sobre la temática elegida; es decir la representación de los espacios turÃsticos argentinos en artÃculos de los principales diarios italianos.
MARCO CONCEPTUAL
Como tendencia central para guiar la presentación del marco conceptual, la siguiente idea general planteada por Eliseo Verón servirá de inicio para encarar este apartado.
AsÃ, compartiendo la idea con el autor se dirá que “Todo producto tiene improntas del sistema productivo que lo generóâ€? (Verón, 1987)
Ya se ha mencionado que el abordaje de este trabajo remite a la perspectiva comunicacional, por lo cual, considero apropiado iniciar este apartado con la cita de Eliseo Verón, ya que siguiendo a este autor entenderemos a la comunicación como un proceso social de producción de sentido. (Verón, 1987: 125).
La cita elegida, engloba la dirección sobre la cuál serán tratados en el análisis los artÃculos seleccionados, ya qué como productos, evidenciarán improntas (huellas en palabras del autor) que remiten al sistema que los ha generado. Es decir, los artÃculos, como mediaciones, dejarán traslucir la construcción de sentidos que se efectivizan en las publicaciones, haciendo prevalecer una mirada eurocéntrica.
A partir de esta nómina de conceptos centrales es necesario dar cuenta con mayor precisión de qué modo serán abordados y particularmente porqué resulta central su explicación para la posterior aplicación en el análisis.
El concepto de sentido común resultará crucial para abordar las construcciones de sentido que, desde los periódicos italianos, son consideradas como tÃpicamente argentinas.
Lo tÃpico remite a una construcción mediada por la subjetividad del soporte y a su vez por una dimensión cultural que subyace en la construcción de un sentido que se considera “tÃpicoâ€? ; este tipo de construcción que relaciona lo subjetivo y lo cultural pertenece, siguiendo a Cliffort Geertz, a la esfera del sentido común.
Siguiendo a este autor, se dirá que una construcción del sentido común es una interpretación de las inmediateces de la experiencia, construida históricamente y sujeta a pautas de juicio. (Geertz, 1994: 96). Se trata de un sistema cultural donde la convicción sobre un determinado hecho o situación o en este caso particular, personajes constitutivos de la cultura Argentina, se relacionan con la validez y la veracidad que el interlocutor le otorga. Es decir con lo que cada autor ha plasmado como válido y real en los artÃculos elegidos, con afán de consagrarlos como “afirmaciones de la razón en calidad de verdaderasâ€? (Geertz, 1994: 99).
AsÃ, el sentido común es lo que deduce una mente llena de presunciones, un sentido cuasi-natural que intenta representar los aspectos que se creen intrÃnsecos y verdaderos (Geertz, 1994: 105), sobre los sitios turÃsticos argentinos y sus “tÃpicosâ€? habitantes, en este caso particular.
A su vez, y complementado la idea general que plantea Geertz, sobre el sentido común, los postulados de Antonio Gramsci (1974) a cerca de este mismo concepto, resultarán especÃficamente más útiles y adecuados para su interacción con el análisis; ya qué éste autor agrega a la idea del sentido común la dimensión de poder e ideologÃa que enriquecen y fortalecen la mirada eurocéntrica desde la cuál los artÃculos seleccionados describen los espacios turÃsticos argentinos.
Gramsci, incorpora la relación dicotómica que enfrenta lo hegemónico y lo subalterno, y el sentido común opera bajo esa dicotomÃa cuando desde la clase subalterna se reproduce la ideologÃa dominante que lo generó; en este caso, lo hegemónico generador del sentido común lo representa la postura eurocéntrica y su modo particular de construir lo que desde esta visión es considerado como lo tÃpicamente argentino.
A partir de la configuración de lo tÃpicamente argentino, lo que se intenta también establecer desde estos artÃculos, es una construcción de identidad que, más allá de representar o no la realidad de lo que es ‘lo argentino’, intenta una vez más, reforzar lo que se cree hegemónico, superior y europeo.
Siguiendo entonces la misma lÃnea, dicotómica e ideológica, se definirá identidad como lo propone MacCannell (1988); es decir como una restauración, conservación y recreación ficticia de los atributos étnicos de ciertos grupos; en este caso el de los ‘argentinos’. Y se hará especial hincapié en el tipo particular de reconstrucción de identidad, etnicidad para este autor, al que denomina “etnicidad reconstruidaâ€? como aquella identidad que surge y se mantiene para la “diversión de una grupo étnico distinto, como une expresión ficticia orientada a un fin especifico, que siguiendo la lógica del mercado, no es otra que la del lucro. Esta clasificación estará al servicio en el análisis, para dar cuenta cómo se configura desde el sentido común (ideológica y hegemónicamente europeo) la identidad de los “personajes tÃpicamente argentinosâ€?.
Al ingresar en el ámbito del sentido común y la construcción de identidades nos encontramos con esferas atravesadas por la subjetividad y por la construcción de sentidos sociales; por lo cuál resulta indispensable hace referencia al término mediaciones para abordar este tipo particular de construcción y asignación de sentido.
Siguiendo la propuesta de Ferro y Contursi, se dirá que las mediaciones constituyen “un proceso ideológico de construcción de la inteligibilidad sobre el mundo� y a su vez una “producción e interpretación de efectos de sentido� (Contursi y Ferro, 1999: 2).
A partir de este abordaje, la mediación a través del discurso, permite incorporar el término representación, ya que como se ha mencionado, el objeto de estudio de este trabajo da cuenta de las representaciones de los espacios turÃsticos de la Argentina, desde diferentes periódicos italianos. Esta representación, es entonces una mediación, que a través del soporte, permite acceder a una determinada manera de comprender la realidad, y en este caso particular la de los sitios turÃsticos.
En lo que respecta a la inclusión del término ideologÃa para hablar de mediaciones, se puede inducir, para luego explorar con mayor presión en el análisis, que la ideologÃa que subyace en los artÃculos abordados, remite a una postura eurocentrista. Es decir, que los artÃculos como una materialización de la mediación, construyen ideológicamente, desde la visión eurocéntrica, una interpretación de la Argentina turÃstica.
Shohat y Stam, caracterizan la propagación del eurocentrismo, como una propagación del sentido común. “No se puede dejar de notar que la clase hegemónica es la única que puede imponer se visión del mundo a través del sentido común� (Shohat y Stam, 1994. N.de T. 2: 1) que deviene de una construcción que asume que la historia ha sido escrita y propagada desde Europa, por lo cuál este continente actúa como referente ante las comparaciones metafóricas que se analizarán en este trabajo.
Se definirá, entonces, eurocentrismo como “una perspectiva paradigmática singular, en la cuál Europa es vista como la única fuente de significado, como centro y realidad ontológica frente a las sombras del resto del mundo�. (Shohat y Stam, 1994: 2).
Esta remisión constante hacia Europa, permite evocar como un recurso significativo, la retórica aristotélica para dar cuenta de los diferentes recursos argumentativos que sustentan a la visión eurocéntrica que se plasma en los artÃculos al momento de hacer referencia a los sitios turÃsticos argentinos.
La retórica como un dispositivo social de control estilÃstico (Todorov, 1983: 125) se sirve de diferentes figuras para articular el discurso con la ideologÃa predominante.
La figura retórica más utilizada es la que actúa por la lógica de la comparación, y comúnmente es denominada metáfora. La aplicación de este recurso estilÃstico es el que remite a un objeto y lo caracteriza como tal en comparación a un segundo objeto que actúa como referente. Este recurso es utilizado de forma recurrente en los artÃculos analizados, ya que mediante a la comparación (a modo general ya que particularmente se tratará en el análisis) de lo argentino con lo europeo, se intenta reforzar una vez más la postura ideológica que desde los artÃculos describe a lo argentino como “casiâ€? europeo. El ‘cómo’ actuará aquà como nexo ideológico, ya que implica una comparación que, en todos los casos, privilegiará la visión eurocéntrica al momento de remitirse a un espacio turÃstico argentino.
A partir de esta conceptualización inicial que está especialmente ligada a la esfera comunicacional, es preciso incorporar conceptos de la esfera turÃstica ya que resultan cruciales para la luego abordar la interacción de estas dos esferas en el análisis.
Como categorÃa integrante de las prácticas de ocio, (Hiernaux Nicolás, 2000: 103) el turismo implica una movilización espacial y temporal amplia. Tal representación resulta en la actualidad un tanto acotada, ya que se perderÃa el carácter social y cultural que lleva implÃcita toda práctica turÃstica. Por tal motivo, se cree que con las modificaciones culturales y sociales modernas, la tendencia indica que “El turismo ya no representa una forma de cortar el año… sino una modalidad de vida repetible en varias ocasiones breves…â€? (Hiernaux Nicolás, 2000: 111). Ésta remisión a la brevedad y la movilización en la actualidad, servirá para dar cuenta cómo en algunos de los artÃculos analizados se presenta a la Argentina como un destino turÃstico para visitar en poco tiempo, acorde a las necesidades de la demanda y al ritmo de vida actual.
La definición que desde la Organización Mundial del Turismo (OMT) se sostiene precisa al espacio turÃstico como un lugar geográfico donde se asienta la oferta turÃstica y hacia el que confluye la demanda (OMT, 1998: 52). Siguiendo esta lÃnea, y ampliando la definición se sostendrá que el destino turÃstico es el recorte espacial que realizan los visitantes (en nuestro caso posibles turistas italianos) ya sea un paÃs, una región o una ciudad.
Igualmente resulta necesario introducir el concepto de enclave turÃstico ya que permitirá comprender porqué se consideran más relevantes unos sitos que otros, asà como también la preeminencia de determinados lugares que, con recurrencia, aparecen en los artÃculos analizados.
AsÃ, un enclave turÃstico constituye solamente una parte del ambiente que los turistas experimentan y se definen, siguiendo a Judd, como “… nodos de circuitos internacionales de capital y la cultura, los cuales están colonizando y reemplazando a los lugares locales…â€? (Judd, 2003: 2). Esta selección o conformación de un espacio turÃstico como enclave no es espontánea ni aleatoria, sino que ligada a lógica moderna de capital y consumo, responde a un diseño especÃfico que promueve un determinado espacio sobre otros y desde allà regular al turista con más avidez. Reforzando esta idea de control Judd expone que “los espacios turÃsticos enclávicos están diseñados para regular… el deseo, el consumo, el movimiento y el tiempo.â€? (Ã?dem, 2003) y es a través de estos cuatro campos de control, donde la los artÃculos analizados se centran al momento de presentar y caracterizar un espacio / enclave turÃstico en la Argentina.
Se cree que como sustento teórico los conceptos que han sido desarrollados servirán para iniciar el análisis que intentará dar cuanta de la construcción que, en los artÃculos analizados, se hace de los espacios turÃsticos argentinos y sus habitantes. Sobre estos dos ejes mencionados se subdividirá el análisis, que intentará dar respuesta a los interrogantes iniciales que dieron origen a este trabajo; es decir la dualidad que se transcribe en la construcción de los espacios turÃsticos argentinos desde una mirada europea, y qué, como se define en la hipótesis central, representan a los espacios turÃsticos argentinos como oasis europeos dentro del tercer mundo.
ANÃ?LISIS
Para sistematizar el análisis se ha establecido una división esquemática que consta de dos ejes de abordaje: la primera remite a la configuración de los espacios turÃsticos argentinos desde los artÃculos seleccionados; mientras que la segunda aborda la configuración de sus personajes y habitantes.
A. ELIGE TU PROPIO ENCLAVE: COMO EN CASA PERO EN SUD AMÉRICA.
1. “Nel confine del mondo�*
La configuración geográfica natural de la Argentina dentro del territorio mundial, la ubica, indiscutidamente, como el paÃs más austral. Esta correcta caracterización es utilizada en los artÃculos analizados, para establecer al territorio argentino como el extremo más aislado del mundo, aunque digno de ser visitado.
AsÃ, una visita a la Argentina es descripta como “El mundo más allá del océanoâ€? * (Bari Sera 1, artÃculo 12) metafóricamente, esa remisión al fin del mundo, a lo que existe más allá del propio territorio, o más allá del Atlántico; implica una postura ideológica, que advierte al lector que el viaje a la Argentina, implica la visita a un paÃs del tercer mundo.
La dualidad y dicotomÃa que divide al mundo en un nosotros europeo y un otros tercermundista, en este caso un ‘otro argentino’, actúa aquÃ, reforzando la ideologÃa y la supremacÃa polÃtica, económica y cultural del Norte hacia el Sur, como lo explican en su texto Shohat y Stam, haciendo referencia al paradigma eurocentrista.
AsÃ, más allá del sitio turÃstico al que remitan los artÃculos, de modo general, la Argentina es descripta como “La capital de un imperio que nunca existióâ€? (La Stampa 2, artÃculo 7: 2004). Esta configuración, deja entrever, por un lado, la idea de colonización y conquista que, desde la visión eurocentrista, explica el origen de las ciudades por medio de la invasión y expansión territorial de los grandes imperios europeos, por lo cual Argentina, y América en general, quedan excluidas; y por otro lado remite a la relevancia turÃstica que la Argentina ofrece a sus visitantes ya que al ser mencionada como una capital puede, y como se verá en el próximo apartado, ofrecer las mismas comodidades y bellezas naturales “casi tan refinadas como las de Europa“. (L’Espresso 1, artÃculo 8: 2003)
2. A imagen y semejanza
La remisión constante a comparación, que desde los artÃculos se hace, de Europa y Argentina, no hace más que evidenciar la postura y visión del emisor y la configuración del receptor sobre el soporte discursivo de los periódicos. Una vez más la ideologÃa prima sobre la descripción del paisaje, las ciudades y los recorridos que los autores ofrecen a los lectores; a los posibles turistas.
AsÃ, los artÃculos describen los enclaves turÃsticos argentinos como pequeñas ciudades europeas, como sitios dignos de ser visitados, a modo de capturar la atención del lector, para ofrecerles un sitio turÃstico no tan diferente al que acostumbran y vivencian a diario en Europa.
Este modo particular de presentar los diferentes enclaves turÃsticos utilizando metáforas europeizantes para referirse a la Argentina se cree que, por un lado responde a la preconfiguración que los diarios hacen de sus lectores; en este caso particular los lectores italianos y por otro, remite a la lógica de dominación y supremacÃa europea tan naturalizada por el sentido común que se desprende de los artÃculos y que por lo cual remitir a un espacio turÃstico argentino como parecido a otro europeo es una práctica más que, sujeta a la lógica de la hegemonÃa, hará prevalecer los valores y la ideologÃa eurocéntrica sobre lo subalterno.
Paradójicamente este procedimiento, que le otorga a lo considerado tercermundista o subalterno, caracterÃsticas propias de lo hegemónico, convierte a la Argentina en un sitio digno de ser visitado; ya qué, pese a no ser una cultura hegemónica, en algo se parecen… aunque no sean más que copias o plagios de una cultura que, desde las condiciones productivas que generan los artÃculos y desde ya, desde ese sentido común que desde los mismos se construye, ve a lo argentino como inferior, pero a su vez para embellecerlo le atribuyen caracterÃsticas europeas. AsÃ, a lo largo de los artÃculos analizados, la utilización de diferentes metáforas para dar cuenta de los sitios turÃsticos argentinos será un recurrente que refuerza la idea de que lo propio de la argentina no es más que una copia (muchas veces, configurada como mal lograda) de aquello que mucho tiempo antes ha producido la cultura europea.
2.1. Buenos Aires, la ciudad de las luces
La construcción de la capital de la Argentina merece una atención especial, ya que en los artÃculos analizados se hace referencia casi con exclusividad a lo que correctamente se denomina Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a los barrios que la componen como principales atractivos turÃsticos. Por lo tanto existen determinados barrios que se consideran, siguiendo la propuesta de Judd, enclaves turÃsticos, ya que “están diseñados para regular… el deseo, el consumo, el movimiento y el tiempo.â€? (Judd, 2003: 2) de los turistas.
“Hoy, la nueva metrópolis ï?›en referencia a la ciudad de Buenos Airesï?? de los despampanantes rascacielos y de los inmensos centros comercialesâ€? (La Repubblica 5, artÃculo 5: 2002) resulta el principal referente turÃstico (junto con la Patagonia) de la Argentina, al menos, en la propuesta que hacen de este destino, los artÃculos analizados.
AsÃ, “La reina del Plataâ€? (Ã?dem) es construida como el primer destino a visitar una vez llegado el turista a la Argentina, relevando las caracterÃsticas urbanÃsticas y arquitectónicas como el primer eslabón de una cadena de comparaciones que no hará más que reforzar la supremacÃa europea y remarcar que la ciudad de Buenos Aires es copia fiel de los originales nórdicos.
Un buen ejemplo de lo antedicho, se observa en el artÃculo “Paseando con Borgesâ€? que al referirse a la ciudad explica que “presenta la delicadeza arquitectónica de la Paris de los años 20 y 30 o de la Madrid realâ€? (La Repubblica 5, artÃculo5:2002) o como “una ciudad fabulosa, admirada por su delicadeza, aunque también acusada de ostentar una cultura europea que no le es propiaâ€? (Il Corriere de la Sera 1, artÃculo 19).
Los artÃculos no fueron indiferentes a las propias contradicciones que tras la crisis económica de 2001, no han hecho más que acentuar las diferencias sociales en la Argentina y en la ciudad de Buenos Aires en particular; asà desde los artÃculos se reconocen las contradicciones que la misma Buenos Aires ofrece, “Puede recordar a Paris,… pero la ciudad caótica de banqueros y de personas vestidas de manera sofisticada se entremezcla con los mendigos y una gran multitud de desocupados que por lo general proviene de las villas circundantesâ€? (Il Corriere de la Sera 1, artÃculo 19). Nuevamente se menciona una Capital europea para describir la Ciudad de Buenos Aires, pero al instante se agrega con particular énfasis, las caracterÃsticas qué sà se construyen como propias de la Ciudad: como la pobreza, la desocupación y las villas.
Lo delicado y refinado es lo europeo; mientras que lo propio de la Ciudad se describe como desolado, gris y pobre. Estas caracterÃsticas que se configuran como propias de Buenos Aires se intensifican aún más cuando se describen los barrios que integran.
En el próximo apartado se intentará dar cuenta de las atribuciones y caracterÃsticas con las que los artÃculos establecen y otorgan un sentido particular a cada zona o barrio particular de la Ciudad de Buenos Aires.
2.2. Zona Sur: tango, inmigración y pobreza
Los barrios de la zona Sur de Buenos Aires, constituyen un centro neurálgico turÃstico para los amantes del tango; ya que desde los artÃculos el Sur está constituido por “las zonas de San Telmo, Moncerrat, parte de Constitución y La Bocaâ€? (La Repubbica 5, artÃculo 5) y es allà donde el tango vuelve a la vida.
La Boca “es el centro popular, alrededor del cual se encuentran los barrios más pobres del sur de Buenos Airesâ€? (La Stampa 1, artÃculo 6) Nuevamente se puede observar cómo la división en Norte y Sur, es también utilizada para delimitar y marcar diferencias dentro de un mismo territorio, y ya no sólo desde la visión eurocentrista. Aquà la dualidad que prima es la que divide a la Ciudad en dos zonas la rica y la pobre, la de mal vivientes y la de gente decente, la de casas majestuosas o conventillos.
Reforzando esta idea que divide a la ciudad en dos realidades diferentes, La Stampa publicaba “Es posible ver muchos pequeños jugando al fútbol, ï?›deporteï?? robado a los ingleses que lo habÃan importado, con un look de cuarto mundo…, radicalmente opuesto a aquellos del norte de la ciudadâ€?. (La Stampa 1, artÃculo 6). La cita no sólo da cuenta de la dualidad en la que se configura la mismÃsima Buenos Aires, sino también que define a la zona Sur como un “cuarto mundoâ€?; además de volver a dar cuenta de lo europeo, en este caso de lo inglés, al referirse al robo o apropiación de un deporte. Este uso intencionado del robo (además de las connotaciones futbolÃsticas de rivalidad que puede remitir el enfrentamiento Argentina/Inglaterra) deja en evidencia, otra cualidad atribuida a los argentinos, en este caso, a los habitantes de la zona Sur en particular, caracterizándolos como ladrones.
Más allá de las connotaciones negativas antes mencionadas, vale la pena mencionar que muchas veces el barrio de La Boca suele recordar a la Nápoles italiana; por el estilo arquitectónico, y más aún porque desde la misma Italia se considera, y aún se conserva la dualidad entre la zona norte y rica de Italia contra la pobreza del Sur de la penÃnsula; asà remitirse a La Boca como “un Nápoles porteñoâ€? o como “un pintoresco barrio Italiano, de casitas de madera pintadas de colores vivacesâ€? (Il Corriere de la Sera 1, artÃculo 19) no hace más que demostrar que se construye al barrio portuario como una copia del “cuartire italianoâ€?*.
La configuración de San Telmo vuelve a mezclar el tango y la pobreza, la historia y la modernidad. Asà se menciona que “el gran mercado de pulgas que cada domingo se vive en San Telmo… es el templo del tangoâ€? (La Repubblica 5, artÃculo 5) y que a su vez es “el más auténtico de los barrios históricos porteños, presenta una especial mezcla de de casas bajas y conventillos, caracterÃsticas construcciones populares…, casonas del siglo pasado recubiertas por mosaicos de estilo español y edificios más modernos, reconstruidos y adaptados en elegantes loft’sâ€? (La Repubblica 5, artÃculo 5). Loft´s, que siguiendo con la lógica dominante, no son originarios de la Argentina, sino que también vienen de la mano de la globalización y la modernización de las construcciones importadas desde los Estados Unidos.
2.3. Zona céntrica: “La downtown porteña�
La construcción de la Zona céntrica de la Ciudad responde una vez más a la referencia de lo europeo como generador de un estilo argentino. Un ejemplo clave se evidencia en uno de los artÃculos de La Repubblica que, aún para referirse a la calle que consideran la más popular de la Ciudad, remite primero a un monumento tan caracterÃstico y visitado de Europa como lo es el Big Ben. “En la Plaza San MartÃn, la torre de los Ingleses, construida a imagen y semejanza del Big Ben londinense, nace la más célebre calle porteña: Floridaâ€? (La Repubblica 5, artÃculo 5). La remisión a lo porteño, siempre aparece acompañado de un nombre europeo; la copia y los aires de grandeza que sostiene a Buenos Aires se debe a sus similitudes con el Viejo Continente y en ningún caso se reconocen simplemente como caracterÃsticas propias del paisaje natural Argentino.
El centro también es mencionado como “la parte menos fascinante de la ciudad, la menos fotogénica y las más violenta… Esta volcánica metrópolis es gris, fumosa y caóticaâ€? (La Repubblica 5, artÃculo 5).
Igualmente se señala en uno de los artÃculos la revaloración turÃstica que ha adquirido Puerto Madero en los últimos tres años y los servicios de hotelerÃa y restaurantes que se ofrecen para turistas más exigentes. “El antiguo puerto sobre el RÃo de la Plata se ha transformado en un lugar alternativo de restaurantes y bares al aire libre, elegantÃsimosâ€? (Il Mondo 1, artÃculo 16) lo que constituye esta zona como un nuevo enclave turÃstico donde el capital y el consumo están a la orden del dÃa.
2.4. Zona Norte: “La piccola Parigi�*
La zona Norte de la Ciudad de Buenos Aires, está solamente construida desde los artÃculos mediante la mención del barrio de la Recoleta. Resulta clave esta selección, ya que en todos los casos se describe este barrio en relación a la Ciudad de Paris, y se realzan las caracterÃsticas de belleza, delicadeza y elegancia; a modo de homologar el barrio porteño con la ciudad francesa. “Se encuentra la misma grandeza francesa, caracterÃstica de tantos edificios de la ciudadâ€? (La Repubblica 5, artÃculo 5) o “Recoleta presenta una atmósfera burbujeante, similar a la parisinaâ€? (Ã?dem). La arquitectura o el diseño urbano son los elegidos para hacer referencia a esta zona de la Ciudad ya qué, permite caracterizar al barrio de la Recoleta como una verdadera Ciudad europea.
El Cementerio de la Recoleta es construido como un enclave caracterÃstico de la ciudad, sobre el cual se cree que aquel que asiste a Buenos Aires no puede dejar de visitarlo, por sus imponentes bóvedas o su estilo francés. “Un lugar que no puede dejar de visitar si quiere darse cuenta de la pasión nacional de los argentinos por la muerteâ€? (Il Corriere de la Sera 1, artÃculo 19) esta referencia, junto con la nomina de ‘muertos célebres’ también constituye un elemento recurrente el los artÃculos analizados. Lo cuál será tema de tratamiento en el apartado número dos que refiere a los personajes construidos como mÃticos de la Argentina.
2.5. La belleza natural de la Patagonia.
El paisaje natural que ofrece la Patagonia Argentina, pareciera perderse y minimizarse dentro de las construcciones y asignación de sentidos que se le atribuyen en los artÃculos periodÃsticos. AsÃ, o bien se considera a la Patagonia un gran centro de ski, parecido a los europeos o un punto desolado al fin del mapamundi.
Al mismo tiempo, sea cual fuera la configuración, lo más importante que se remarca es que la población del Sur argentino es inmigrante o descendiente de inmigrantes europeos. Siguiendo esta lógica de construcción, la Repubbica caracteriza al territorio colmado de “Pequeñas ciudades galesas que aún conservan las tradiciones de su paÃs de orÃgenâ€? (La Repubblica 1, artÃculo 1) o “Carmen de Patagones es una bella ciudad colonial, donde aún se encuadran vestigios de los habitantes galeses de la regiónâ€? (Il Corriere de la Sera 1, artÃculo 19)
Otro factor de remisión es el aprovechamiento del cambio de estación climático que permite a los europeos durante sus vacaciones de verano, trasladarse hacia el hemisferio sur, en busca de destinos de nieve. La propuesta de este tipo de destinos, en particular los centros de ski, es para los artÃculos italianos, una de las mejores elecciones para aquellos que practican deportes invernales; una de las mejores opciones y la más económica para disfrutar del verano europeo en el invierno argentino. “ideal para aquellos que se quieren entrenar en veranoâ€? (TTG Viaggi 1, artÃculo 18: 2004) “A precios bajos, la Argentina ofrece una estupenda opción para las vacaciones, a precios bajos, la mejor opción para los italianos que quieren visitar un paÃs europeo en América Latinaâ€? (Il Giorno 1, artÃculo 15)
Como recomendación los sitios de ski a los que principalmente se hace referencia son cuatro: “ya que estas ciudades presentan servicios y estructuras europeas, son las Leñas, Bariloche, Chapelco y Cerro Castor en Ushuaiaâ€? (TTG Viaggi 1, artÃculo 18). A su vez, y nuevamente haciendo uso del recurso metafórico, se describe a la ciudad de Bariloche como “La Saint Moritz Argentinaâ€? (Gente Viggi 1, artÃculo 21).
Pese a tanta belleza natural, sólo existe una mención al imponente glaciar Perito Moreno (Guida Viaggi 1, artÃculo 20); mientras que cuanto más al Sur se desciende en la Patagonia, todo se considera desértico y solitario. Asà se evidencia en los siguientes ejemplos que mencionan que “Todo en el extremo sur de Sur América, encarna la idea de extremo y desoladoâ€? (L’Espresso 2, artÃculo 9) o ideas como “Nada más para ver, aparte de la belleza natural del paisajeâ€? (Gente Viggi 1, artÃculo 21) o “Espléndidos y desolados paisajes de la Patagoniaâ€? (Il Corriere de la Sera 1, artÃculo 19)
Conclusiones parciales
Las cataratas del Iguazú como las Niagara Falls; la rojiza tierra misionera como la del desierto de Arizona… No se puede hacer mención de los sitios turÃsticos argentinos sin remitirlos en comparación con otros destinos turÃsticos por lo general europeos y en alguno casos menores Estado unidenses.
Como ha quedado demostrado en este apartado referido a la configuración de los enclaves turÃsticos argentinos por parte de la construcción que hacen los artÃculos de los periódicos italianos; es posible corroborar que si bien se reconoce la belleza que presentan los destinos descriptos, es necesaria la comparación con un sitio semejante europeo. Por lo cual es posible afirmar que la supremacÃa de la visión eurocéntrica, que polariza al mundo en un nosotros europeo y en una Argentina (del mundo de los otros) tercermundista es la que prevalece desde los artÃculos al momento de construir y asignarle un sentido, que como toda mediación, comporta un proceso ideológico y una reproducción del sentido común hegemónico desde el dispositivo desde el cuál fueron producidos, en este caso desde la visión eurocentrista.
B. COSTUMBRES, IDENTIDAD Y CULTURA. LOS “T�PICOS Y M�TICOS HABITANTES DE LA ARGENTINA�
1. Habitantes y Personajes
“La connotación caracterÃstica de la población argentina, compuesta casi Ãntegramente de inmigrantes europeos, está en le hecho de haber conservado casi todas las costumbres de la cultura europeaâ€? (Il Corriere de la Sera 1, artÃculo 19)
Asà aparece construida la identidad de un paÃs que pareciera no tener historia propia. Desde los diarios italianos la única mención que se hace a los ancestrales habitantes de estas tierras australes, es una simple mención a los Mapuches, minimizando su lucha por sobrevivir en el mundo globalizado y por sobre todo omitiendo su cultura.
A su vez, la figura del gaucho pampeano, aparece construida como un sÃmbolo de la barbarie, y se traspasa su hábitat tradicionalmente pampeano a la Patagonia, como si todo fuera lo mismo, como si las divisiones regionales no existieran más. Asà se describe al territorio patagónico como ancestralmente habitado por gauchos, “Praderas transitadas por gauchos… Praderas ahora pobladas de galeses, italianos, españoles y alemanes; todos juntos en la tierra de los indios Mapucheâ€? (La Repubblica 1, artÃculo 1) se crea la identidad de un pueblo a través de otras identidades configuradas con anterioridad, o inmigrantes que llegaron a poblar una tierra que pertenecÃa a los indÃgenas y a los gauchos; sin siquiera mencionar las diferencias temporales que separan el perÃodo de las primeras inmigraciones con los primeros y antiquÃsimos asentamientos aborÃgenes en el paÃs.
A modo de ensalada, todo mezclado, las figuras de gauchos, indÃgenas y tangueros parecen compartir una misma identidad que no importa diferenciar a través de los artÃculos; pareciera que desde la construcción de estas figuras consideras desde el sentido común europeo, como mÃticas de la cultura Argentina, es lo mismo ser gaucho, indio o tanguero. La confusa configuración y construcción se evidencia en el siguiente citado “El indio tiene una camisa blanca, pantalones obscuros y zapatos con taco alto… se mueve a paso felino, seguro y rápidoâ€? (La Repubblica 3, artÃculo 3) y sigue “Cuenta Pedro, el indio, al centro de la plaza ï?›de San Telmoï?? moviéndose tras sus pasos de danza, que el tango es siempre una historia de amor, una prueba, un reclamo, una súplica y una injuriaâ€? (Ãdem).
Aquà se observa claramente cómo la construcción desde el sentido común hegemónico y europeo, no distingue entre un indio y un tanguero; sino que construye a un indio tanguero que baila al compás del 2 X 4 en la Plaza central de San Telmo. Aunque esta pareciera ser una interpretación válida de la cita, puede agregarse una interpretación un tanto más elevada. Bien podrÃa decirse que la figura del indÃgena desde la mirada eurocéntrica constituye una construcción de identidad equiparable con la de bárbaro o sin cultura, por lo cual no resultarÃa extraño que se homologara al tanguero peyorativamente como un indio moderno; ya que como ha quedado demostrado, toda construcción propia de la argentinidad que no encuentre remisión en el modelo europeo, se considera desde la visión hegemónica como perteneciente al tercer mundo, y por lo tanto puede pensarse que es una construcción de identidad peyorativa de la figura mÃtica del tanguero o siguiendo a MacCannell, una “etnicidad reconstruidaâ€? al servicio de los futuros visitantes turÃsticos.
Otra homologación temporal se evidencia en la configuración del barrio de Palermo Viejo. Constituido como corazón geográfico y espiritual de la ciudad, ya que comporta su propia mitologÃa “En las misteriosas y angostas callecitas, el visitante se halla en un laberinto temporal en el que es posible encontrar hombres con puñales, compadritos y prostitutas y sobre todo, el valor porteño del habitante de Buenos Airesâ€? (La Repubblica 5, artÃculo 5) Bien podrÃamos preguntarnos después de tanta mezcla y construcción tan extraña ¿Qué es considerado el valor porteño del habitante de Buenos Aires? O bien seguir intentando desentrañar la mezcla espacio temporal que pareciera tener por fin hacer creer al lector o futuro turista que si transita por el actual Palermo Viejo se sentirá como en los años 20 o 30; cuando en realidad la homologación caracterÃstica actual de Palermo Viejo es con el Soho Norteamericano o es conocido también como Palermo Hollywood; bastante distante a la construcción mÃtica del siglo XIX que se elabora en los artÃculos.
Muchos de aquellos personajes que ya no circulan por Palermo, descansan hoy en el pintoresco barrio de la Recoleta. El Cementerio que allà se ubica, es otra central caracterÃstica de la mitologÃa porteña. Como referencia central, la tumba de Eva Perón, es considerada la más visitada por los turistas.
Y si de construcciones identitarias se trata, el mÃtico Diez, no podÃa estar ausente en los artÃculos analizados. Desde la mención de los cebollitas a la comprensión de la pasión por el fútbol, desde los artÃculos se aconseja a los turistas que “para comprender el fanatismo que circunda al fútbol en la patria de Maradona, no se puede dejar de asistir a un partido en el estadio del equipo del discutido ex jugador, La Bomboneraâ€? (Il Mondo 2, artÃculo 17) a su vez, en el mismo artÃculo se aconseja a los turistas que “elijan puestos reservados en platea, porque en la popular se desencadenan eventuales peleasâ€?. Nuevamente, la identidad del argentino hincha de fútbol, se caracteriza como un animal incivilizado, donde en primer lugar se sugiere presenciar el mismo espectáculo futbolÃstico, pero acto seguido se dan las instrucciones para no ser parte de una avalancha de bárbaros enardecidos por una pasión tan viceral.
2. “Quel pensiero triste che si balla�*
“El tango, en el corazón del pueblo argentino, es su expresión más auténtica y originalâ€?. (La Repubblica 4, artÃculo 4) una expresión autentica de la identidad argentina al servicio de las demandas turÃsticas del mercado moderno, o una vez más de una etnicidad reconstruida.
Se cree que el mercado actual del tango, tan diversificado y popularizado en cualquier plazoleta de Buenos Aires a la espera de alguna mirada extranjera, constituye un elemento crucial en el escenario de la ciudad. El tango es sinónimo de Buenos Aires, pero a su vez, la remisión constante y la comparación del tango con la tristeza y la agonÃa, es una vez más un marcador fuerte de ideologÃa dominante, ya que deja entrever que la construcción de este baile argentino, no es más que otra forma de vivir la angustia, la pobreza y la marginalidad en la que nació esta danza “prohibida, impúdica, en burdeles y prostÃbulosâ€? (La Repubblica 5, artÃculo 5) y a su vez se define como “un modo de ser argentino, un aire romántico de tristeza que se experimenta a través de una danzaâ€? (La Repubblica 4, artÃculo 4)
Nuevos aires de danza afloran con el boom del malambo, que a modo de danza nueva (al menos para los italianos) y sensual se menciona en el diario L’Espresso como “un baile que conjuga la intensidad del tango con el ritmo y la sensualidad del flamencoâ€?. (L’Espresso 1, artÃculo 8). Evidentemente la mezcla y la inexactitud en los datos revelados en los artÃculos parecieran no interesar a la prensa italiana. Más aún, no se trata de periódicos desconocidos, sino de diarios de gran tiraje y repercusión, por lo cuál podrÃa pensarse que tal configuración responde una vez más a un propósito particular y no a un simple error (aunque también podrÃa especularse).
Es sabido que siguiendo los cambios experimentados en la actualidad, se privilegia la moda, lo comercial y la lógica del consumo, por lo cuál se puede llegar a pensar que es un atractivo más para presentar un baile tan antiguo argentino, a su vez atribuyéndole caracterÃsticas de un baile español como el flamenco, que no se asemeja en lo más mÃnimo a las caracterÃsticas reales del baile tradicional gauchesco del siglo XVIII.
3. Historia y represión
Si todo remite a Europa, la represión y el genocidio vivido en la Argentina durante la última dictadura militar, no podÃa ser menos y por lo tanto, desde los artÃculos analizados se equipara a la Escuela de Mecánica de la Armada con el mayor campo de concentración nazi en Polonia. “Era en pleno funcionamiento el Auschwitz argentino, el centro de tortura y exterminio de la Escuela de Mecánica de la Armada; y algunos kilómetros más allá ï?›en referencia a la cercanÃa del RÃo de la Plataï?? los aviones arrojaban a los prisioneros vivos al fondo del marâ€? (La Stampa 1, artÃculo 6).
A partir de la lamentable historia que aún no cierra sus heridas, las Madres de Plaza de Mayo, son consideradas personajes tÃpicos de la geografÃa porteña, especialmente de la Plaza que cada jueves las reúne. “En el corazón de la ciudad, en la Plaza de Mayo, aún hoy, todos los jueves, las madres de los desaparecidos marchan alrededor del monumento dedicado a sus hijosâ€? (Ãdem) “alrededor de las 15, con el pañuelo blanco, frente a la Casa Rosada, el Palacio Presidencial, para recordar a sus hijos asesinados durante la dictaduraâ€? (Il Mondo 2, artÃculo 17).
AquÃ, la construcción de identidad de un personaje tan crucial para la historia Argentina como lo son las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, no responden a la lógica de la etnicidad reconstruida, sino contrariamente son identidades verdaderas, etnicidad producto de la historia terrorÃfica que en carne propia han vivido.
La construcción de identidades tÃpicamente Argentinas, que producto del sentido común europeo, y cómo respuesta a la lógica del mercado y de la puesta en escena de una representación que muchos turistas ya han evidenciado, puede decirse que al gaucho en la puerta del restaurante en Puerto Madero, o el tanguero que por unos dólares se disfraza de arrabalero, responden a lo que los diarios italianos hoy configuran como personajes tÃpicos de la Argentina del siglo XXI. Una construcción de identidad, re-construida, que tiene por fin representar lo que alguna vez fue considerado y verdaderamente constitutivo de lo tÃpicamente argentino respecto a su época; lo que se omite en los artÃculos es lo que se denomina Back off, o escenificación al servicio del turista.
4. Al asador…
Sólo a modo de mención, no puede dejar de hacerse referencia a otra caracterÃstica de la argentinidad: la presencia de la carne como plato principal. La carne argentina, y el asado en particular, componen un terceto que junto con el tango y Maradona, no dejan de repetirse en el imaginario de identidad nacional que se construye desde los artÃculos seleccionados.
Sea cual fuere el destino turÃstico de descripción, la carne ha merecido varias lÃneas y en más de una ocasión se han explicitado las direcciones de los mejores restaurantes. “El plato fuerte es la parrillada, y entre los restaurantes más populares se encuentra ‘Cabaña las Lilas’ en la Avenida Alicia Moreau de Justo 516, Puerto Maderoâ€? (Il Mondo 2, artÃculo 17) o bien una descripción más acabada de lo que comprende una parrillada Argentina “comprende casi todas las partes del animal, de la tripa a los intestinos, hasta las ubres de las vacasâ€? (Gente Viggi 1, artÃculo 21). Una construcción que una vez más remarca las diferencias del mundo europeo con el mundo argentino, Nosotros y los otros, lo que unos tiran o dan de comer a sus animales, los otros (los argentinos) lo sirven como manjar y cómo si fuera poco, constituye su plato caracterÃstico.
Conclusiones parciales
La construcción de los personajes que desde los artÃculos se consideran tÃpicos o mÃticos oculta la verdadera identidad del pueblo argentino, hacen omisión de la escenificación de las identidades que mencionan como tÃpicas y no remiten en ningún caso a la verdadera constitución étnica e identitraria de la Argentina. A sà mismo, la construcción de sentidos sigue respondiendo como toda mediación a la lógica y a la ideologÃa que, como condiciones productivas, crean un determinado discurso.
Se cree también que la omisión no es casual, sino como se ha demostrado responde a la primacÃa de la visión europeizante y particularmente a afirmar (cosa que no se ha negado desde la Argentina) que es un paÃs conformado en su gran mayorÃa por inmigrantes europeos; pero desde los artÃculos no se mencionan las minorÃas, las comunidades aborÃgenes naturales de América Latina, que aún hoy pueblan parte del gran territorio argentino.
CONCLUSIONES FINALES
A lo largo del presente trabajo se ha intentado dar cuenta de que los artÃculos analizados configuran a los espacios argentinos como “oasis europeos dentro del tercer mundoâ€?; asÃ, verificando la hipótesis inicial que dio origen a este trabajo, se puede reforzar este supuesto retomando las conclusiones parciales que se han explicitado en los dos apartados del análisis.
Por un lado como toda construcción de sentido, y como mediación, los artÃculos representan una visión subjetiva, una mirada parcial y un recorte particular de la realidad que cada autor ha plasmado en su artÃculo. A su vez, las construcciones de los espacios turÃsticos argentinos como pequeñas porciones europeas, revela una connotación de supremacÃa de la cultura europea sobre la cultura nacional Argentina; asà como también privilegia todo lo europeo sobre lo autóctono que en ningún caso es reconocido como tal.
El paradigma eurocéntrico, que mediante la descripción y la utilización de metáforas ha construido a las ciudades argentinas como pequeñas ciudades europeas, siempre ha ido acompañada de una construcción peyorativa de lo propiamente argentino. Se he privilegiado en todo momento la visión hegemónica, ideológica, cultural e histórica del Viejo Continente sobre lo argentino, caracterizándolo en mas de una oportunidad como un oasis pobre y tercer mundista; pese a qué la remisión a comparación con caracterÃsticas europeas, no hace más que reforzar la idea de que en realidad son oasis, pequeñeces, un espejismo que se esfuma con tan solo seguir leyendo cada uno de los artÃculos.
La errática construcción de identidad, que desde el sentido común, es caracterizada como lo tÃpicamente argentino, oculta lo que se conoce como la etnicidad reconstruida o puesta en escena, que no es más que otro modo de estar al servicio de la lógica comercial que rige, por lo general, la actividad turÃstica.
A su vez, esta omisión no hace otra cosa que seguir reforzando la hipótesis inicial que caracteriza a la Argentina, esta vez diré, creo mucho más apropiada y mucho más significativa ya que condensa la ideologÃa que generó los artÃculos; como “La capital de un imperio que nunca existióâ€?.
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