Hong Kong viene de un par de años de pobres resultados en el turismo, situación de la que se ha culpado a tema del SARS en 2002 y a los atentados en New York en 2001. Pero a tono con el resto del mundo, los números de 2005 aparecen como mucho más favorables, con expectativas de alcanzar los 28 millones de turistas (en 2004 habían llegado a los 21,4 millones). Estas cifras lo han llevado al puesto 14 en el ranking mundial de destinos, una performance notable. Y hoy ha comenzado a funcionar en esa ciudad el quinto DisneyWorld del mundo. El proyecto había sido anunciado en 1999, pero la crisis del mercado turístico post 11-S detuvo el comiendo de la construcción hasta 2003. El costo total del emprendimiento: 3500 millones de dólares, la mayor parte de ellos puestos por el gobierno de Hong Kong.

Las expectativas son muchas: las autoridades esperan 6,5 millones de visitantes por año al DisneyWorld de Hong Kong, y beneficios por 19 mil millones de dólares a lo largo de 40 años (cuánta paciencia).

La apertura muestra la fuerte tendencia de las empresas estadounidenses a invertir (aunque sea con muchas salvaguardas, como en el caso de Disney) en el inmenso mercado chino, que se presenta como muy interesante pero también problemático. Por ejemplo, empresas como Disney tienen serias dificultades para expandir la venta de sus productos en China, en donde existe una generalizada piratería de sus marcas. ¿Podrá este emprendimiento ligado con el turismo permitir una expansión de otros tipo de ofertas, como películas y juguetes? Muy probablemente la respuesta venga por ese lado. Eso sí, de las libertades políticas (o de la ausencia, más bien) que da el gobierno chino nadie dice nada. No tiene nada de raro: el dinero no conoce de barreras por ítems tales como la libertad de expresión.

Más información en Asian Tribune; Boston Globe; Los Angeles Times; y Houston Chronicle.

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