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A veces, los turistas llegan desde fuentes poco esperadas. Un caso interesante es el de capilla Rosslyn, que se ubica en Edimburgo. Hasta hace no mucho el lugar no formaba parte central de los tours por la ciudad, hasta que a Dan Brown se le ocurrió que una de las escenas finales de El Código Da Vinci sucediera en ese lugar. A partir de ahí, la cantidad de turistas en el lugar ha aumentado de manera impresionante, a tal punto que varios medios le dedicaron notas al tema. En 1995 tuvo 8 mil visitantes. El año pasado 38 mil. Este año ya pasaron los 60 mil. Y eso que la capilla se ubica a más de 11 kilómetros del centro de Edimburgo, en un área turísticamente poco popular hasta dos años atrás.

Algunos medios que le dedicaron notas al tema: The Sunday Herald; The Guardian y el sitio dedicado al patrimonio Scotsman.

3 comentarios en «El código turístico»

  1. Ahora se hace la pelicula en Paris y puedo decirle que hay un monton de gente alrededor del museo del Louvre con el libro en la mano !

  2. Cuando leo, esto todavía ma da rabia de cómo en Ecuador se dio tanto dinero para organizar un Miss Universo y finalmente nunca nos vimos llenos de turistas ni mucho menos pero sí cuanto dinero y las pleitecías hechas a Donald Trum sin que todavía vemos resultados desde hace más de un año.

    La leyenda de Atahualpa y dónde está su tesoro (posiblemente en el fondo de una nuestras lagunas en la provincias de Imbabura) en este sentido debe atraer más.

  3. Christian, también hay que tomar en cuenta que el flujo de turistas en esos países es muy grande. Europa es el continente con más turistas, gracias a que el 80% de los turistas… son europeos. O sea, el desarrollo turístico también depende enormemente del desarrollo económico local. El turismo internacional es clave, pero no es la salvación total de nadie.

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