El diario argentino Clarín publicó una entrevista al secretario de turismo Enrique Meyer, en donde aparecen juntos todos los rasgos optimistas acerca del futuro cercano del turismo en Argentina. Si bien la nota está titulada y encabezada con todos los datos positivos, hay dos cosas en la entrevista que me gustaría marcar. La primera, el reconocimiento de Meyer de que los argentinos siguen gastando más dinero en turismo en el exterior que en su propio país -algo de lo que hablamos en este blog hace varios meses. Si bien Meyer manifiesta su optimismo en que esto cambie, no parece que esto sea factible en el corto plazo. De hecho, en lo peor de la crisis, los argentinos siguieron gastando más afuera que en su país, y no hay muchos indicios de que esto cambie.

La segunda es aún más interesante: a pesar de que el país ha tenido un sustancial aumento en cuanto a la llegada de turistas extranjeros -3,4 millones en 2003, contra 2,75 millones de 2001 y 2 millones en 1990- la recaudación final será de 2 mil millones de dólares, bastante menos que los 3 mil millones de dólares de 1998. Si bien es cierto que el impacto social de 2 mil millones de dólares hoy es, devaluación mediante, muy sustancial, no deja de ser importante marcar que los ingresos argentinos hayan caído en dólares.

De manera notable, en la nota ni siquiera se menciona el impacto que ha tenido la devaluación del peso argentino a la hora de impulsar el turismo internacional.

El gran reto del sector turístico en Argentina es lograr establecer una industria con bases sólidas, y que no tenga como mejor arma el actual retraso cambiario del país. Esto no deja de ser una condición transitoria, que seguramente irá desapareciendo si el país -esperemos- sigue creciendo y los costos internos aumenten, ya sea tanto por la necesidad de pagar mejores salarios -que en la actualidad están muy retrasados y por debajo de la media de otros países latinoamericanos- como por la exigencia de invertir en bienes de capital, que requieren de gastos en dólares en muchos casos.

Aún cuando en muchos lugares las cosas se han empezado a hacer bien, sigue sin quedar nada claro si Argentina atraerá tantos turistas cuando el tipo de cambio sea más realista.

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