Estaba leyendo en Sector Turismo acerca del aumento de las ganancias de Ryanair, una de las más importantes aerolíneas de bajo costo de Europa. La entrada retoma una noticia publicada por e-Tid (es necesario registrarse para leer sus contenidos) .

El fenómeno de las aerolíneas de bajo costo es algo de lo que ya hemos hablado en ocasiones anteriores en este blog. La estrategia de estas compañías no se reduce simplemente a vender pasajes mucho más económicos – a veces, por la cuarta parte que una gran compañía. También incluye tácticas muy inteligentes de posicionamiento. Por ejemplo, no suelen arrancar con vuelos entre grandes ciudades sino explotar sobre todo aeropuertos secundarios, con poco tráfico. De esa manera, evitar chocarse de manera directa con grandes aerolíneas, que podrían derrotarlas gracias a su mayor disponibilidad de capital.

El recorte de gastos llega además vía los servicios a los pasajeros. Por lo general estas firmas son muy estrictas en la cantidad de peso que se permite llevar a los pasajeros. Por lo general, esa cifra es sensiblemente menor a la de las aerolíneas tradicionales. Sus multas por sobrepeso suelen ser además bastante sustanciales. Otro tema son las comidas: a cambio del pasaje barato, en vuelos más cortos simplemente no se sirve ningún plato, a menos que el pasajero esté dispuesto a pagar por él. La política de pasajes también suele ser estricta: una vez que lo compramos, no podemos devolverlo. Supongo que además la política salarial debe ser bastante clara: salarios más bajos para pilotos y tripulantes.

Obviamente, una vez que han consolidado su posición en mercados secundarios, estas aerolineas más económicas pueden comenzar a atacar mercados mayores. Ya tienen operaciones sólidas y con ganancias en otros mercados, y con ese dinero pueden inaugurar rutas de conexión entre grandes ciudades. De todos modos, se trata de un negocio riesgoso. Buena parte de estas low-fares airlines quiebran en su primer año de operaciones, como consta en una nota hecha en Condé Nast Traveler.

Igual su expansión parece a esta altura imposible de detener. Se estima que hay unas 50 compañías de este tipo que cubren rutas entre Europa y Asia. Semejante explosión de nuevas firmas ya preocupan a más de uno, que teme que la cantidad de inspectores asignados a garantizar la seguridad de los vuelos no alcancen para garantizar revisiones adecuadas.

¿Y por esta región del mundo como andamos? Al menos aquí en el sur de todo, la compañía UAIR está preparando los servicios aéreos entre Buenos Aires y Montevideo a costos tales que competiría directamente con los servicios marítimos tipo Buquebús.

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