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Durante mucho tiempo, las consecuencias sociales y culturales de la extensión del automóvil no fueron priorizadas como objeto de estudio por las ciencias sociales. Recién con la consolidación de lo que se llama habitualmente estudios de las movilidades, comienzan a aparecer una serie de trabajos sobre la cultura del automóvil. Una buena entrada sobre el tema es el último número de Theory, Culture and Society, dedicado al tema de los automobilities.

¿Porqué el automóvil es una parte central de las movilidades modernas? En primer lugar, su importancia es tal que los distintos órdenes de organización de la producción, como el fordismo y el toyotismo, toman su nombre de fábricas de autos. En esos lugares se comenzó a definir una forma particular de producción, ligada a la cinta de montaje y la producción flexible, que luego aparece en buena parte de la literatura sobre economía e innovación.

En segundo lugar, la introducción masiva del automóvil estimuló y dio sentido a una reformulación espacial de la ciudad, y la aparición de los suburbios y de los centros comerciales alejados de los centros urbanos más poblados. Remodeló nuestra vida cotidiana hasta tal punto que se nos hace imposible pensar como sería nuestra sociedad sin su presencia. Pero a la vez, la cultura del automóvil logra establecer una serie de reglas propias, que tienden a ser aceptadas como naturales por otros sectores de la sociedad. Por ejemplo, la tolerancia con respecto al desarrollo de autos que logran desarrollar velocidades muy altas, en donde las posibilidades de accidentes fatales -tanto para los conductores como para eventuales peatones involucrados- son realmente muy altas.

Por otro lado, y aunque la cultura del auto puede ser visto a esta altura como un fenómeno global, es bastante obvio para cualquier viajero que las formas de manejar y ordenar el tráfico difieren mucho en los distintos países. Incluso el lugar del auto en nuestra vida cotidiana es distinto en cada sociedad. Es bastante evidente que su peso en la estructuración del movimiento de la sociedad estadounidense es enorme. La idea del drive-thru, los auto Mac y otro tipo de negocios que reformulan sus prácticas de atención al cliente para adecuarla al uso del automóvil están poniendo en escena esa importancia. La enorme popularidad del auto como medio de locomoción termina impactando en la sociedad estadounidense de otra manera: en su estimulación del sedentarismo, y el crecimiento de la cantidad de personas obesas.

Focalizar a la cultura del automóvil como un objeto de estudio para las ciencias sociales también implica situarlo en una red particular, de la que participan centros de compras, barrios suburbanos, hoteles y moteles, y en algunos casos espacios turísticos.

Bibliografía consultada

Featherstone, Mike (2004) “Automobilities: an introduction” en Theory, Culture and Society, vol. 21 num. 4/5.

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