Mochileros: la difícil tarea de formalizar sus prácticas

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Ya un buen tiempo atrás hablábamos de los problemas de establecer, en términos analíticos, diferencias claras entre turistas y mochileros/viajeros. En su artículo Backpacker Types, que se puede bajar desde esta página, Camile O’Reilly busca definir una taxonomía del backpacker o mochilero. Desde ya, O’Reilly comienza analizando la problemática desde un punto de vista que ya conocemos: que el límite que separa a turistas “tradicionales” versus turistas “mochileros” es muy imprecisa. Aún así, algunos países se esfuerzan por separar desde el punto de vista estadístico. Por ejemplo, Australia define que un mochilero es todo aquel que duerme al menos una noche en un hostel. Aún cuando tenga utilidad estadística, tal formalización sólo define como central una de las prácticas de los mochileros: el uso de hostels económicos. Pero no toma ningún otro índice relevante para establecer la diferencia entre ambas categorías. La más tradicional, que es la que afirma que el turista tradicional gasta en el lugar que visita más dinero que el mochilero, ha sido cuestionada por los mismos economistas un buen tiempo atrás.

O’Reilly propone otras dos prácticas para ser consideradas como relevantes a la hora de establecer la distinción entre turista y mochilero: el tiempo de viaje -por lo general mayor en el caso del segundo- y el tipo de transporte usado, más económico en el caso del mochilero.

Pero a la vez, la autora suma una categoría que sólo puede ser definida desde los discursos de los agentes; hipotetiza que el mochilero considera que el viaje en sí mismo es importante, independientemente del destino que vaya a visitar. En sí mismo, el viaje mochilero, según O’Reilly, tiene un cronograma flexible, y está abierto a cambios permanentes.

Tal estas aclaraciones, la autora define al menos cuatro tipos de mochileros: el mochilero profesional (o hippie traveller); el Gap Year backpacker, que usa el final de alguna etapa de su vida (por ejemplo la Universidad) para tomarse un extenso tiempo para viajar; el Life Crisis Backpacker, que sale a viajar por la insatisfacción que le provoca la vida sedentaria; y el Partyer, interesado en encontrar playas, sol, alcohol y eventualmente drogas. Una quinta categoría, no demasiado definida por O’Reilly, es la que agrupa a la gente que se toma ciertos períodos cortos de vacaciones para viajar al estilo mochilero a lugares no tan alejados de su lugar de residencia.

Pero como verán, la clasificación de O’Reilly sigue teniendo sus problemas. Por ejemplo, sigue sin problematizar los evidentes cruces entre las representaciones del turista y el viajero / mochilero -que se hacen demasiado evidentes en el partyer. Igual, me gusta la idea de valorar el viaje tanto como el destino mismo; no deja de ser una imagen un poco idealizada del mochilero, pero puede ser un buen punto de partida para analizar los imaginarios y sentidos comunes que informan esta representación.

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