Natalia Delfino – El Otro Yo. Comunicacion, identidades y viajes

Natalia Delfino

El Otro-Yo. Comunicación, identidades y viajes: un análisis de la representación de la Argentina y sus habitantes en discursos de jóvenes turistas extranjeros

Trabajo presentado en el seminario Comunicacion y Movilidad. Relaciones entre viajes, traslados y nuevas tecnologías de la información, profesor Jorge Gobbi, carrera de Ciencias de la Comunicación, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. El listado de textos del seminario, versión 2004, se puede ver en esta página. Por algún problema que aún no he logrado detectar, los comentarios para las páginas individuales aún no funcionan. Si quieren dejar comentarios sobre el trabajo, les recomiendo hacerlo en esta entrada.

Introducción

El trabajo de investigación propone un análisis de las representaciones de la Argentina y sus habitantes localizables en la sociodiscursividad de 4 jóvenes turistas: 2 europeos de nacionalidad inglesa, otra irlandesa y 1 australiano. El objeto de estudio constituye el entramado de discursos que dan cuenta de la comunicación entre culturas, de confrontaciones y diálogos que emergen de la experiencia del viaje: particularmente, las construcciones identitarias desde allí potenciadas y la apropiación subjetiva del espacio.

La elección de este grupo heterogéneo tiene que ver con que el trabajo gira en torno a los encuentros interculturales que se dinamizan en la experiencia vivida del viaje en un contexto histórico globalizado en el que diversos grupos étnicos conviven y diferentes imaginarios sociales se entrecruzan. Cabe distinguir que los entrevistados son angloparlantes, lo que permite subsumirlos en un grupo que comparte un mismo lenguaje en el que los actores sociales representan el mundo que los rodea.
Se trata de dar cuenta de la significación que le dan, los entrevistados, a sus propias experiencias personales y grupales de viaje turístico; esto es: cómo se nombran, cómo se identifican a sí mismos y al “Otro�?. También, se considera la experiencia corporal en el espacio a partir de las prácticas turísticas. Desde una perspectiva interesada en las distintas miradas que los “Otros�? tienen sobre “Nosotros�?, se trata de dar cuenta cómo son negociados y disputados los sentidos de la adscripción identitaria en el contexto del capitalismo desorganizado.

El turismo y las movilidades sociales

El turismo constituye un fenómeno global que involucra no sólo un mercado de grandes flujos de capitales en inversiones especulativas sino también movilidades sociales estimuladas a partir del sostenido desarrollo de los medios de transporte y las nuevas tecnologías de la información y comunicación . A su vez, la cultura de viaje , la experiencia de las movilidades sociales, reorganiza cognitiva y espacio-temporalmente las percepciones, las sensibilidades, las formas de relación, en el proceso histórico que se vincula con el modelo de producción que Lash y Urry denominan posmodernidad .

El turismo dinamiza el contacto entre culturas, el viaje en sí mismo implica no sólo un desplazamiento en el espacio sino también un contacto con un “Otro�?. El viaje es un encuentro intercultural, constituye un puente entre dos culturas distintas, las pone en comunicación . Esto propone problematizar cómo son las experiencias del turista en el lugar del “Otro�?, en cómo se reordena lo “propio�? y lo “ajeno�? en el marco de una economía global donde se consumen signos globales y mitos románticos acerca de los lugares.

Las movilidades sociales conforman una característica moderna en la cual las personas vivencian formas de sociabilidad y culturales diversas. La globalización en su relación dialéctica con la localización produce transformaciones en cuanto a los ordenamientos culturales, las formas de identificación y de construcción de sentido. El viaje entendido como una movilidad permite la interrelación de diversas formas étnicas que modifican las experiencias cotidianas, la manera de percibir las diferencias y similitudes con los otros que resignifican y reestructuran los límites identitarios.

Esto plantea la necesidad de pensar en las nuevas formas en que los actores sociales de distintas culturas se interrelacionan y reflexionar sobre las hibridaciones culturales. Es decir, sobre los entrecruzamientos y yuxtaposiciones de nuevos modos de experimentar las relaciones sociales, en las nuevas maneras de producción, circulación y consumo de significaciones sociales, en la forma en que se construyen identidades, en la apropiación subjetiva del espacio y cómo la industria cultural y turística inciden en esta dinámica.

La hipótesis que se seguirá es que en la experiencia vivida del viaje se resignifican los límites identitarios y la apropiación subjetiva del espacio. Sin dejar de tener en cuenta que el contexto del capitalismo desorganizado incide en las transformaciones que se producen tanto a nivel simbólico como corporal. Si bien no determina de manera directa, condiciona la experiencia vivida incidiendo en las maneras de darse las relaciones socio-culturales y en los usos del cuerpo en el espacio-tiempo.

Frente a los teóricos que piensan la posmodernidad como una expansión del capital en la que las fronteras se diluyen, produciendo una des-diferenciación de las esferas culturales y la homogeneización de las identidades, se intentará demostrar que en el contexto hegemónico del capitalismo desorganizado, las diversidades y los procesos socioculturales de identificación se refuerzan y se recrean en la experiencia vivida del viaje. Construyendo sistemas de diferenciación y similitudes particulares y formas específicas de apropiación del espacio en el marco de esta nueva fase del capitalismo que Lash y Urry sitúan a principios de la década de los ’70.

Marco teórico

Para la realización de esta investigación, se trabaja a partir de los siguientes conceptos:

Se parte del concepto de identidad que propone Fredrik Barth, la identidad no existe por esencia, sino que las personas y los grupos se identifican como diferentes en contextos históricos específicos y en el marco de relaciones sociales localizadas. Al tiempo que se establece un “nosotros�?, se define un “ellos�?. Así, los actores sociales organizan sistemas de similitudes y diferencias a partir del conocimiento de los “otros�? (organizados de manera diferente a “nosotros�?). La identidad resulta de una producción sociohistórica. Cuando los contextos se transforman, las filiaciones identitarias también sufren cambios. Asimismo, la producción de la diferencia es constitutiva de toda relación de desigualdad: la identidad se construye en el marco de determinadas relaciones de poder. Barth considera que el foco en el análisis de los grupos étnicos debe ser “el límite étnico, que define al grupo y no al contenido cultural que encierra�?. Un límite que es esencialmente social. La continuidad de los grupos étnicos, en tanto adscriptivos y exclusivos dependen de la conservación de este límite. Y “los aspectos culturales que señalan este límite pueden cambiar, del mismo modo que se pueden transformar las características culturales de los miembros; más aún, la misma forma de organización del grupo puede cambiar; no obstante, el hecho de que subsista la dicotomía entre miembros y extraños nos permite investigar también la forma y el contenido culturales que se modifican�? (Barth: 1976, 16).

A los efectos del trabajo, se tratará de dar cuenta del límite que se construye en las relaciones interculturales que se ponen a jugar en un viaje turístico. Estos no están definidos de antemano, ni permanecen inmutables a través del tiempo, por el contrario, se transforman en los contactos, en las movilidades sociales. Se pondrá énfasis en la desigualdad constitutiva de toda operación de diferenciación que implica la construcción de la identidad.

Benedict Anderson define a la nación como una comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana, imaginada porque en la mente de cada uno de los compatriotas vive esa imagen de sí mismo en comunión. Propone que la nación se imagina limitada porque tiene fronteras finitas, más allá de las cuales se encuentran otras naciones. Se imaginan soberanas porque las naciones sueñan con ser libres en el reinado de Dios y la garantía y emblema de esta libertad es el estado soberano. Y se imagina como comunidad porque la nación siempre es concebida como un compañerismo profundo.

La nacionalidad por su parte, sería la evidencia subjetiva de esta “imagen�? de nación, en tanto parámetro desde donde medir alteridades en los contactos interculturales que van alimentando la producción identitaria.

Estos conceptos sirven para entender que “la nación�? es más una construcción político-económica que hegemoniza una clase particular que una “verdad�?. Dice Anderson: �?…son artefactos culturales de una clase particular… [una] destilación espontánea de un ‘cruze’ complejo de fuerzas históricas discretas; pero que, una vez creados, se volvieron ‘modulares’, capaces de ser transplantados, con grados variables de autoconciencia, a una gran variedad de terrenos sociales, de mezclarse con una diversidad correspondientemente amplia de constelaciones políticas e ideológicas�? (1993, 21).

Se utiliza el concepto de sentido común que propone Antonio Gramsci. Según el autor, en el seno de la sociedad opera una relación hegemónica, a través de la cual las clases subalternas reproducen la ideología de las clases dominantes. A esta reproducción Gramsci la denomina “sentido común�? de las clases populares (por eso es que ésta es una acepción negativa de “sentido común�?). Y opone el sentido común -el sentido de las clases hegemónicas que se naturaliza como el sentido de todos- al buen sentido -que toma en consideración los intereses de la propia clase.

Esta definición es fundamental para entender cómo bajo el sentido común de los sujetos entrevistados se escamotean las relaciones de dominación. Las contradicciones pueden detectarse en el sentido común cuando se las pone bajo el análisis histórico. Gramsci plantea �?El comienzo de la elaboración crítica es la consciencia de lo que realmente se es, o sea, un < <conócete a ti mismo>> como producto del proceso histórico desarrollado hasta ahora, el cual ha dejado en ti mismo una infinidad de huellas recibidas sin beneficio de inventario. Hay que empezar por hacer ese inventario�? (1974, 365). La concepción del autor se basa principalmente en que las subjetividades son producidas por las estructuras pero no efectos de ella. En el sujeto reside la posibilidad de reflexionar sobre las condiciones de su existencia y el obrar para transformarlas.

Por consiguiente, cada discurso sitúa a los actores sociales en una relación “particular�? con respecto al proceso en que viven, prescribiéndolos o posicionándolos según ciertas identidades históricas y socialmente determinadas. Por lo tanto, las identidades son construcciones a partir de la historia y de la diferencia, como puntos de identificación y exclusión del “Otro�?, que se encuentran sujetas a un proceso constante de cambios y transformaciones.

En Despensando al Eurocentrismo. Multiculturalismo y los media (1994), Ella Shohat y Robert Stam hacen referencia al concepto del eurocentrismo planteando a Europa como parámetro desde donde interpretar al mundo �?Como sustrato común ideológico del discurso colonialista, imperialista y racista, el eurocentrismo es una forma rudimentaria de pensamiento que se filtra y estructura las prácticas y representaciones contemporáneas…�? (104). Se manifiesta como un tropo en el discurso produciendo un sentido y una efectividad sobre el mundo alterando el significado de las expresiones. En el discurso de los entrevistados serán rastreados los tropos del imperio para dar cuenta de las formas retóricas atravesadas por la dominación teniendo en cuenta que estos �?Varían con la región, con el período histórico y con las necesidades ideológicas del momento�? (114).

En relación con el concepto anterior, la idea de exotismo desarrollado por Tzvetan Todorov, tiene relación con la relativización del Otro a partir de juicios de valor que parten de operaciones de diferenciación y comparación. Por lo que el Otro no puede ser más que �?… la inversión de rasgos que se observan entre nosotros y, en un grado pequeño, gracias a la observación de los Otros�? (1991, 306). Esta caracterización de rasgos provienen de formas socio-culturales específicas que más que permitir un conocimiento del Otro, lo acorralan, lo reducen al contraste con el Nosotros. Y esto �?… nada nos enseña… sobre el presente de los otros, y sí mucho sobre el porvenir (deseable) de nuestra propia sociedad�? (1991, 314).

La experiencia espacio-temporal será interpretada como un campo en el sentido en el que lo propone Bourdieu. Es decir, como un espacio estructurado de lucha en y por los bienes simbólicos y materiales entre los agentes relacionados a ese campo. Bourdieu afirma: �?Para que funcione un campo, es necesario que haya algo en juego y gente dispuesta a jugar, que este dotada de los habitus que implican el conocimiento y reconocimiento de las leyes inmanentes al juego, de lo que está en juego…�? (1984, 136). Así, los sujetos de estudio, los viajeros, experimentan el viaje turístico encontrándose dotados de un habitus particular bajo la forma de disposiciones mentales y corporales de percepción, apreciación y acción en relación con el cual construyen relaciones complejas con otros y con la que producen y reproducen no sólo la representación que tengan sobre el mundo sino también la representación que tienen de sí mismos. En este sentido, también se focalizará en los cambios del habitus cuando tiene que adaptarse a situaciones nuevas como lo es un viaje turístico y sobre las estrategias que los sujetos despliegan para moverse en el campo turístico.
Dennis Judd retoma a los post-estructuralistas cuando concibe los enclaves turísticos �?como nodos de circuitos internacionales de capital y la cultura, los cuales están colonizando y reemplazando a los lugares locales… constituyen solamente una parte del ambiente que los turistas urbanos experimentan�? (2004, 2). Los turistas recorren sitios típicos que aconsejan las guías de viaje, operadores turísticos, medios, internet, propagandas, etc. y se relacionan con las personas relacionadas al mercado turístico, volviendo los recorridos del viaje itinerarios fijos eliminando la posibilidad de la imprevisibilidad o del surgimiento de lo otro. Sin embargo, el autor plantea que el control que ejercen los enclaves turísticos sobre el deseo, el cuerpo, el tiempo y los movimientos no es total ni determinante. Las prácticas turísticas pueden variar y disparar experiencias novedosas así como las motivaciones de los turistas por hacer turismo son diferentes. Esta línea de razonamiento es la que se seguirá a lo largo del trabajo.

El capitalismo desorganizado puede pensarse como un nuevo estadio del capitalismo a partir de un cruce de conflictos políticos y avances técnicos que se originan especialmente en la década de los ’70. Lash y Urry plantean que los progresos tecnológicos y el desarrollo de los medios de comunicación apuntalados por un modelo económico postindustrial constituyen una forma particular de relación con el mundo que transforma la sensibilidad espacio-temporal y que afecta a las formas de sociabilidad y subjetividad.
Los turistas, según esta perspectiva, experimentan formas novedosas de movilidad, usos particulares del tiempo del ocio, del consumo que guardan relación con la lógica de la industria turística. Los sujetos se vuelven consumidores en una época en la que el mercado define la oferta y que las libertades individuales se reducen a los ámbitos del consumo, de las movilidades, de las opiniones y asociaciones libres. Esto no es independiente de un modelo de acumulación específico que se vincula de manera compleja con un campo de organización social y corporal, modificando así la vida social y reorganizando las percepciones, las formas de relación social y de ocio.

La mirada del turista se vuelve experta y reflexiva, el consumo se diversifica, el mercado se segmenta y el conocimiento se especializa. Ante el desarrollo de los medios de comunicación �?Los consumidores se ven bombardeados por imágenes que reflejan una < <comprensión espacio-temporal>>, una < >; tienen que hacerse diestros en interpretar esas imágenes, en un trabajo semiótico…�? (Lash y Urry: 1998, 370). La pregunta central de estos autores es cómo se da esta experiencia, para lo que proponen un concepto tomado de Featherstone: la estetización de la vida cotidiana. En pocas palabras, tiene que ver con que la experiencia está diseñanda para ser conducida de una forma particular. Se vuelve una realidad simulada donde, en el marco de una economía global, tanto turistas como nativos consumen signos e imágenes globales, produciéndose así una desdiferenciación entre uno y otro.

A lo largo del trabajo, se intentará criticar esta postura “desdiferenciadora�? entre turistas y nativos y la idea de la “espectacularización de la realidad�?, se profundizará sobre cómo se da la experiencia de viaje turístico en aquél contexto y cuál es la relación que se establece con los Otros, es decir, cómo se reorganiza “lo propio�? y “lo ajeno�? en la práctica turística. Se tomarán los conceptos que marcan estos autores para ponerlos a jugar en la experiencia del viaje.

Análisis

Los entrevistados producen un discurso que se identifica como parte de un grupo étnico distinto, constituyen un “Nosotros�? claramente distinguible en las entrevistas. Aun así, la lógica con la que cada entrevistado construye su discurso presenta diferencias.

La cuestión que se intenta problematizar es: hasta qué punto un grupo étnico es la periferia de otro, de qué manera son atravesados los espacios desde afuera (Clifford: 1997) y cómo la industria cultural y turística contribuyen a crear imaginarios sociales sobre la Argentina y sus habitantes.

Se plantean dos ejes de análisis para realizar un cruce de las cuatro entrevistas: 1) Nosotros y los Otros 2) Los turistas en el espacio y el tiempo del capitalismo desorganizado.

Los entrevistados son:

* Ashley, 26 años, australiano, piloto de la fuerza aérea, está viajando con su novia Jessica alrededor del mundo por 6 semanas.
* Rebecca, 24 años, inglesa, egresada de la escolaridad media británica, viaja con unas amigas alrededor del mundo.
* Simon, 36 años, inglés, trabaja en computación, viaja con su pareja Yaninne por Australia y Sudamérica.
* Lucy, 22 años, irlandesa, es estudiante de música y viaja con su amiga Ema por 2 semanas a Argentina y Uruguay.

Nosotros y los Otros

“El conocimiento es incompatible con el exotismo, pero el desconocimiento es, a su vez, irreconciliable con el elogio a los otros; y, sin embargo, esto es precisamente lo que el exotismo quisiera ser, un elogio en el desconocimiento. Tal es su paradoja constitutiva�? (Todorov: 1991, 306)

Las relaciones interculturales posibilitan la continuidad de los grupos étnicos, por lo que el “Otro” es condición de existencia del “Nosotros”. El imaginario que los demás tienen sobre nosotros está relacionado con la imaginación que media la lectura de la realidad, como una representación de la realidad, una percepción y sentido del mundo realizada por un grupo. Es un conjunto de imágenes e ideas por las cuales los actores explican, organizan y actúan en el mundo social naturalizando ciertas prácticas como únicas y verdaderas.

La constitución y continuidad de un grupo étnico particular se encuentra en directa relación con la interacción que éste mantenga con otros grupos. El imaginario de un grupo es permanentemente negociado tanto al interior como al exterior del mismo. Los sujetos negocian su identidad en el momento de establecer relaciones sociales interculturales. Justamente, porque la identidad es producto de las luchas socio-históricas que tienen lugar en contextos económico-políticos definidos.

La construcción del imaginario se encuentra en estrecha relación con el concepto de identidad y con la idea de nación. Permiten compartir y darle un sentido a las imágenes del mundo que se representa determinado grupo social en un contexto histórico particular y en situaciones localizadas, apelando a un “Nosotros” para luego poder identificar a un “Otro” diferente. En las palabras de Ashley, uno de los entrevistados: �?A mi me encanta Australia, es muy grande, muy limpia y segura y muchos australianos aman Australia. Son muy patriotas, están orgullosos de su país. Quizás en Argentina pase lo mismo�?. Aquí, se materializa lo que Anderson define como comunidad imaginada, un sentido de pertenencia a un grupo que también entraña un sentimiento de fraternidad y compañerismo. Desde estas imágenes e ideas es que los sujetos perciben y se diferencian de los otros atribuyéndo sentidos al mundo.

En los encuentros interculturales, donde puede adscribirse el viaje turístico, los actores negocian su identidad tanto al interior como al exterior del grupo de pertenencia. Rebecca dice: �?La gente [argentina] es muy amistosa, un poco loca –risas- muy abierta, los ingleses son muy cerrados, muy estructurados, las personas no hablan de lo que les pasa, no exteriorizan sus sentimientos, no son tan expresivos como las personas de la Argentina�?. Rebecca marca el límite que distancia y define un “Nosotros” estructurado y cerrado en contraposición a un “Otro�? expresivo, abierto y amistoso. Los argentinos son descriptos con una acepción positiva mientras que se refiere a su propio grupo de pertenencia por la negativa.

En otra de las entrevistas, Yannine relata �?la gente parece muy amistosa, relajada. Hoy estuvimos tratando de cruzar una calle cerca de San Juan y no sabíamos cómo hacerlo porque no habían carteles y alguien nos ayudó sin siquiera haberlo pedido… muchos ingleses no les gusta adaptarse a otros lugares y a otra gente, nosotros queríamos aprender por lo menos algo del idioma porque queremos relacionarnos con los locales�?. Es interesante destacar con Bourdieu, cómo los agentes necesitan readaptar su habitus en situaciones diferentes, cómo despliegan estrategias para desenvolverse en contextos desconocidos y cómo están dispuestos a aprender ciertos capitales propios del campo para moverse mejor en él.

También se observa la positiva descripción de los argentinos y la negativa sobre el propio grupo de pertenencia que la lleva a querer distanciarse de él. Estas son operaciones de diferenciación y de asignación de sentido que surgen de la escena intercultural. La preferencia de las cualidades del “Otro�? a las propias tiene que ver más con una crítica a la propia subjetividad y al imaginario social que comparte con su grupo, a la postulación de un ideal de identidad que el sujeto negocia en el momento de establecer relaciones interculturales.

El imaginario que se tenga sobre el “Otro�? se entrecruza y también puede intentar asimilarse al “Nosotros�?. Jessica, novia de Ashley, reconoce �?bueno, la gente hace cosas parecidas, va a los cafés y a los restaurants, los padres cuidan a sus hijos…�? y Rebecca expresa �?tomé [mate] y está bien, lo que más me gusta es la forma que tienen de tomarlo, es muy social. Es parecido a lo que significa el té en Inglaterra, nosotros tomamos mucho té�?. Aquí, se encuentra un intento de asemejar costumbres, de achicar distancias, de sentirse cerca culturalmente. El encuentro intercultural que se produce en el viaje, no sólo conlleva diferencias y distinciones sino también diálogos y coincidencias, una forma dialéctica de concebir la otredad.

Asimismo, la constitución de la identidad como integrantes de un grupo étnico particular dentro de límites y posibilidades de condiciones materiales dadas se encuentran atravesadas por la dimensión del poder; como puede verse en los comentarios de Ashley: �?En Australia no hay gente pobre, el índice de crímenes es muy bajo. Las personas son muy felices. Aquí, las personas no parecen muy felices, no sonríen mucho y no sé por qué, quizás porque no tengan mucho dinero. En Argentina se ve mucha gente rica y mucha gente pobre. En Australia no hay mucha gente rica ni tampoco muy pobre, así que casi todas las personas son de clase media�?. Es interesante contrastar cómo, en este caso, el límite pasa por la clase social y de qué manera constituye la explicación por la que se basa la felicidad. El “Otro�? es pobre y por eso no puede sonreír ni ser feliz, contrario a los casos anteriores, se alude a los “Otros�? por lo que no tienen y que el “Nosotros�? sí posee.
Con Bourdieu puede decirse que dentro del campo conflictivo donde son negociadas las identidades, los condicionamientos materiales determinan las relaciones sociales. La desigualdad estructural del campo hace que los agentes que intervienen en él se encuentren con capitales asimétricamente legitimados. Cuando se le pregunta los motivos por los que piensa la pobreza en Argentina, Ashley explica: “no sé, creo que los gobiernos son corruptos ¿no? En Sudamérica los gobiernos no saben cómo mantener a su gente feliz�?. En este último caso, no sólo se trata de un discurso que revaloriza las propias virtudes por sobre las del “Otro�? sino que se puede ejemplificar claramente cómo la ideología logra filtrarse en aserciones del sentido común. La corrupción aparece como única explicación de la pobreza pasando por alto que el capitalismo supone una estructura desigual que trasciende los particularismos de los gobiernos latinoamericanos. La hegemonía del capitalismo transnacional pone énfasis en un discurso ideológico de falta de eficiencia, de corrupción mientras que se aplican medidas de ajuste que acentuan aún más la brecha entre ricos y pobres.
Estos significantes son naturalizados y compartidos por distintos grupos étnicos que construyen representaciones sobre Sudamérica y, por contraste, sobre Europa y también de Australia. Como se apuntó más arriba, las naciones son imaginadas porque nutren un sentimiento de compañerismo profundo en tanto que se diferencian de “Otros�?. La relación de alteridad es necesaria para que se ejerza el poder. El poder necesita de relaciones entre los sujetos que perciben y actúen en la realidad para poder investirse en ellos.

Las representaciones desde la industria cultural y turística
En el análisis de la construcción de identidades, los medios masivos de comunicación construyen y emiten representaciones globales de la vida social y, aportan con su producción de información y de sentido adquirido a la conformación del imaginario social. Esta construcción se desarrolla a partir de la institucionalización en el sentido común de ciertas interpretaciones, tal como puede verse en los testimonios de los entrevistados: el australiano Ashley dice “en Australia no se escucha mucho noticias sobre Argentina pero se sabe que aquí se baila tango y se juega mucho fútbol. También conozco la historia de Evita Perón porque vi la película de Madonna�? y el inglés Simón agrega �?Maradona –risas- Boca Juniors, River Plate, también escuchamos algo sobre la Patagonia. No sabemos mucho sobre Argentina�?. Ambos definen la esencia Argentina como asociada con el fútbol y el tango. Cuando se le pregunta a otra de las entrevistadas, Lucy, cómo sabe lo que sabe sobre Argentina reconoce explícitamente “no sé, la TV supongo y a lo largo de los años�?. Estos saberes del sentido común son producidos y circulan por el mundo y actúan naturalizando estereotipos y fijando significados que reducen y simplifican la visión del mundo.
Es una realidad que la sociedad del infoentretenimiento �?… [genera un] enorme peso distorsionador en la democracia, la cultura, la organización social…�? (Ford: 1999, 97). Los grupos multimedia, que concentran la propiedad tanto de medios audiovisuales, grandes estudios de cine y editoriales de diarios y revistas, incluyendo las turísticas, contribuyen a la simplificación de la mirada a un mundo complejo. Esto puede generar una “comoditización�? de los destinos turísticos en donde se desarrolla una homogeneización de lugares resaltando el exotismo de éstos y pasando por alto las especificidades culturales. Este mecanismo comercial exalta determinados iconos distinguibles y fáciles de comercializar (como los ejemplos que se mencionan anteriormente: Maradona, Tango, Evita, etc.) escamoteando la diversidad de la cultura local.
Las representaciones que construye la industria cultural incide en las representaciones del destino turístico. �?… el turismo fomenta la restauración, la conservación y la recreación ficticia de los atributos étnicos… Las formas étnicas reconstruidas se producen cuando todos los grupos del mundo están situados en una red de interacciones global�? (Mc Cannel: 1998, 209 y 221). Lo que estaría indicando que los atributos étnicos adquieren un valor dentro del mercado global donde circulan las mercancías que son intercambiables y que nutren el campo turístico. En donde también se encuentran involucrados los distintos agentes locales que actúan para explotar una oportunidad de negocio. En palabras de Ashley que reconoce el simulacro turístico pero que, no por eso, le resulta menos entretenido : “… veo que no sonríen mucho, creo que en Australia la gente sonríe mucho más –risas-. No sé, quizás acá en La Boca la gente sonríe más porque es un lugar turístico�?.

2) Los turistas en el espacio y tiempo del capitalismo desorganizado
�?El peregrinaje es lo que hacemos por necesidad, para evitar perdernos en el desierto; para conferir una finalidad al caminar mientras vagamos sin rumbo por la tierra… El rumbo, el objetivo fijado en el peregrinaje de una vida, da forma a lo informe, hace un todo de lo fragmentario, presta continuidad a lo episódico�? (Bauman: 2001, 46)

Las formas de sensibilidad deben comprenderse en la relación con un proceso histórico que da origen a un nuevo modo de producción y consumo. Este modelo hegemónico global, el capitalismo desorganizado, influye en las maneras de experimentar las relaciones sociales, en la construcción de la subjetividad y en las prácticas espaciales y temporales . Aunque esto no puede entenderse si no es en el marco específico de prácticas turísticas localizadas: �?… estos flujos globales de información, capital, personas y culturas se realizan en formas socio-espaciales específicas…�? (Meethan: 2001, 35) y lo fundamental es analizar de qué modo estas formas espaciales se interrelacionan con las percepciones, apreciaciones y acciones socio-culturales para entender cómo se da la relación entre el espacio y el turismo.

Buenos Aires desde Europa
Buenos Aires es representada por la semejanza que mantiene con algunas ciudades europeas. Europa es el patrón desde donde se compara y valora a Bs. As. Ashey sostiene �?Los edificios, las fachadas de los edificios son muy parecidos, sobretodo, a los españoles. Estuve en Madrid la semana pasada y no sólo es la misma lengua sino que la arquitectura es muy similar. Obviamente, es parecida a España porque los españoles vinieron a colonizar Sudamérica. Acá la arquitectura es muy vieja, hay muchas estatuas, los edificios parecen ser de 400 o 500 años de antigüedad, en Australia no hay estatuas y el edificio más viejo es de 100 años. En Australia todo es nuevo�?.
Esta afirmación esconde la acepción del sentido común que lleva a postular Europa como parámetro desde donde adoptar un punto de vista. Sentido común en términos gramscianos, que escamotea las relaciones de poder aunque haya una alusión al papel colonizador que jugó España en América Latina. La colonización explica el parecido en las fachadas, en la arquitectura y en la lengua pero no la desigualdad entre el viejo y el nuevo mundo. La antinomia entre espacios viejos y espacios nuevos permite remitirse al pasado y a lo moderno, habla de la desigualdad estructural propias de las relaciones centro-periferia.
“… Europa es vista como la única fuente de significado, como el centro de gravedad del mundo… El eurocentrismo emergió primero como la racionalización discursiva del colonialismo, el proceso por el cual los poderes europeos enriquecieron posiciones de hegemonía en muchos lugares del mundo�? (Shohat y Stam: 1994, 2). Esto se encuentra materializado en todas las entrevistas, Europa constituye un eje vertebral desde donde fundar los juicios de valor: Ashley explica �?Me gusta mucho porque es una ciudad muy europea pero la diferencia es que es muy barata�? y su novia Jessica agrega �?es mucho más europea de lo que pensé… sobretodo por la arquitectura y las viejas estatuas�?. Rebecca compara “La arquitectura es muy vieja pero es parecida a la de Londres, las calles son muy parecidas. Cuando miras las calles, los edificios son muy similares a los de Londres�?. Y Lucy manifiesta “esperaba algo distinto con lo que encontré. En realidad no sé lo que esperaba pero la vez pasada fuimos a un local de música y veíamos imágenes de Britney Spears por TV y encontrábamos relación América. También es muy europea por la música y la gente�?.
El eurocentrismo es una forma contemporánea que naturaliza ciertos saberes, representaciones y prácticas como verdaderas. Estas afirmaciones eurocéntricas son tropos de la diferencia y son contradictorios, complejos y esconden desigualdades estructurales. Buenos Aires es por lo que la asemeja a Europa, no por lo que ella misma pueda ser. Mantiene parecidos a Europa pero “es más barata�?, se encuentra por debajo de las posibilidades económicas que se tengan para acceder a ella. Y que se refiera a Buenos Aires “más europea�? de lo que eran las expectativas explicaría el hecho de pensar a los países de esta parte del mundo menos civilizados que los de Europa.

Aceleración del tiempo y del espacio
Otro punto fundamental en el análisis de cómo se vivencian las prácticas turísticas en relación con el espacio en el viaje, tiene que ver con que se distingue en tres de las entrevistas, en la de los europeos, el énfasis puesto en la sensación de tranquilidad y relax que experimentan en los espacios públicos y turísticos de Bs. As. En una de las entrevistas Yaninne dice: �?yo pienso que el domingo, en el mercado de San Telmo fue especial, fue muy relajado. Mucha gente parecía estar feliz. Las personas aquí tienen cierto encanto romántico�?. Lucy, otra de las entrevistadas, observa �?todo es más tranquilo aquí, más calmo y relajado, no hay apuros sobretodo en los restaurantes, bares y negocios. En casa, todo va más rápido, la vida es más neurótica�?.
Es interesante observar cómo estos relatos hacen hincapié en la sensación de aceleración social y temporal que se experimenta en el espacio urbano en el que los entrevistados habitan. Se habla de movimientos permanentes, de distancia entre las personas, Lucy destaca �?En este lugar todos parecen estar muy relajados allá no es más así. Todo el mundo está corriendo, también en bares o en restaurantes la gente te apura porque quiere que te vayas, a las 11.30 pm todo cierra. Aquí la gente que trabaja en los bares es mucho más amistosa, allí siempre están de mal humor�?. Y Rebecca compara �?En Inglaterra la gente siempre está corriendo de un lado al otro, no conoces gente sólo a tus amigos, aquí la gente es más abierta y tranquila. Aquí las personas se hablan entre sí, vi que algunos hasta hablan con el colectivero. Eso no pasa allá, las personas están muy separadas entre sí�?.
En el escenario de contraste espacial, emerge un espacio urbano fragmentado, discontinuo, desensibilizado de permanente circulación y movimientos más que de permanencia, socialización e interacción entre los sujetos. Los intercambios sociales cotidianos no se encuentran separados de los intercambios turísticos, sino que ambos campos se encuentran atravezados por las relaciones de poder. El contexto del capitalismo desorganizado entraña cambios en la configuración espacio-temporal. La desensibilización entre el espacio y los actores en la experiencia cotidiana tiene relación con la experiencia del viaje turístico no sólo en la manera que los turistas tienen de recorrer los lugares sino en el tipo de viaje que emprenden y en la manera de darse las relaciones sociales.
Estas maneras de apropiación del espacio tienen que ver con la visita a enclaves turísticos como son La Boca, Plaza Francia en Recoleta, Plaza Dorrego de San Telmo, lugares que entrecruzan formas de ocio y consumo particulares. Por un lado, son lugares que apelan a la autenticidad argentina donde diferentes actores locales explotan esa “autenticidad�? para poder vivir como pueden ser los artesanos y artistas, bailarines de tango, tours a determinados lugares típicos, etc. Por el otro, esta “autenticidad�? es legitimada por los consumos turísticos que prioritan la visita a estos lugares y los regalos regionales argentinos, tal como reflejan las entrevistas, como son el mate, la yerba o el poncho, etc. Como se vio más arriba, la recreación ficticia de los atributos étnicos es producida no sólo por la industria turística sino ofertada por agentes locales confluyendo en la demanda por un tipo de turismo étnico.
Los turistas viven experiencias distintas y variadas aunque todos los espacios turísticos tengan en común ser lugares de circulación y de consumo. Se puede decir que los turistas tienen recorridos prefijados por la industria turística, aunque como aclara Judd, este control no es determinante. En las palabras de Ashley “Ayer a la noche fuimos a un café que se llamaba Café Orleans y nos pareció un lugar muy raro –risas- es cerca de la Casa de Gobierno. Había muchas mujeres hermosas, casi todos estaban sentados por su cuenta. Todo parecía estar muy tranquilo y cuando entramos todos se dieron vuelta a mirarnos, nos sentamos a tomar un trago y todos nos seguían mirando todo el tiempo –risas- y nosotros no sabíamos qué hacer, no entendíamos qué pasaba. Quizás era un prostíbulo o un lugar de streapers. Las mujeres no tenían mucha ropa. Todos eran muy raros y parecía un café normal, intentamos buscar un cartel que nos explicara algo pero no encontramos nada hasta que nos fuimos�?. Las experiencias vividas en un viaje son particulares y disparan sentidos divergentes en cada actor social aunque los lugares turísticos recorridos sean similares.

El viaje alrededor del mundo
Tres de los cuatro entrevistados viajan alrededor del mundo, vale resaltar esta experiencia de recorrer el mundo, de experimentar varias culturas diferentes en un período relativamente corto. Ashley cuenta “Tenemos 6 semanas para viajar y ya estuvimos viajando alrededor del mundo: fuimos de Australia a Hong Kong, de ahí a Malasia, después a Japón, desde allí a Madrid y para acá. Después nos vamos a Brasil, Chile y nos volvemos�?. Denota, sobretodo, una forma de consumo turístico particular de viaje.
La experiencia del viaje alrededor del mundo tiene relación con la idea de movimiento, de velocidad, de reconfiguración temporal y espacial acelerada. Una forma de apropiación del mundo que se desvincula del contacto y encuentro con los nativos con los que más bien prima la distancia. Tal como se pone de manifiesto en el cuaderno de campo (ver anexo) �?Pero cuando pude lograr superar esas barreras convenciéndome sobre mi condición de investigadora novata, el rechazo y la desconfianza primaron ante mi presentación como estudiante de la universidad y el pedido de conversar unos minutos sobre la argentina y sus habitantes en varias oportunidades�?. �?… a veces se volvía difícil empezar un diálogo preguntando si era o no turista, sobre todo por la inseguridad que me di cuenta que sienten los extranjeros en un lugar extraño�?.
Cabe preguntarse ¿qué motiva esta inseguridad en la posibilidad de contacto entre un turista y un nativo? O, de una manera más general: ¿cuál es la razón de la distancia corporal entre sujetos que se reconocen como diferentes y que se encuentran en un viaje turístico?
La circulación hace al movimiento, a la aceleración en cruzar espacios y en atravesar el tiempo. La ligereza con que se experimenta el mundo en el viaje y la distancia en las relaciones sociales lleva a considerar la desconexión y desensibilización entre cuerpos, del espacio y del tiempo. Por lo que se puede afirmar que �?…las relaciones de poder están siempre implicadas en prácticas espaciales y temporales�? (Harvey: 1998, 220) y que se subjetivizan en los cuerpos materializándose en acciones que hacen distorsionar la experiencia espacio-temporal de los intercambios sociales que se generan en un viaje turístico.
Si bien los entrevistados manifiestan su deseo por conocer otras formas de vida (como se puntualiza más adelante), no reconocen haberse relacionado con nativos: en las palabras de Jessica: “de hecho tú eres la primer argentina con la que hablamos�? y Rebeca puntualiza: “[conocimos] unos argentinos viajeros en Perú… aquí todavía no conocimos mucha gente�?.

La motivación por el viaje
La experiencia del viaje constituye una vivencia particular donde los actores salen de su medio social para entrar en el territorio del Otro. Esta movilidad adquiere una significación específica en el discurso de los actores sociales: Rebecca reflexiona �?No sé lo que quiero todavía, no sé qué carrera quiero seguir así que quiero pensar un poco y también ver el mundo. Creo que las cosas se ven distinto cuando estás viajando, te ayuda. Creo que lo que cambia es el modo en que ves las cosas, le das otra importancia a las cosas, conoces otras culturas y te pones al tanto de que hay otras formas de vivir�?. El viaje aparece como una posibilidad para encontrar respuestas, el estar viajando y en contacto con “Otros�? potencian puntos de vista diversos.
Jessica manifiesta el motivo por el cual le encuentra significación a lo que hace �?yo quería conocer esta parte del mundo, conocer cómo vive la gente, conocer gente, entenderla y estar en un lugar distinto donde los olores son diferentes, los colores�?. Yannine expresa “para mí significa un cambio de vida. Yo soy maestra y necesitaba hacer algo nuevo, cambiar algo de mi vida�?, mientras que Simon cuenta �?yo estaba aburrido de mi trabajo aunque me pagaban bien –risas- pero necesitaba encontrar y tener más idea sobre lo que quiero hacer en la vida cuando vuelva�?. Es interesante observar cómo el viaje representa un deseo de cambio, de corte con la rutina laboral y planteos existenciales.
Los turistas entrevistados vuelcan sus expectativas de cambio personal y deseos íntimos en el viaje. En los casos entrevistados, el deseo es el motor que dinamiza la expectativa de conocer otras formas culturales y al “Otro�?. El “Otro�? en el discurso constituye una posibilidad de mayor conocimiento de sí mismo, aunque como se analizó más arriba, este encuentro con la otredad no se produce. Lo “Otro�? en estado corpóreo aparece en el consumo, en la circulación, en la inseguridad del contacto, en el movimiento constante y esto mantiene afinidad con la idea de es en la relación social donde se ejerce el poder. La relación entre los sujetos y la estructura se dinamizan en la relación entre cuerpos, entre un “yo�? y un “Otro�? donde se entretejen los deseos y las relaciones de fuerza.

Conclusiones
A lo largo del trabajo de investigación se posó una mirada analítica y crítica de un fenómeno que cruza campos diversos que se entrecruzan en el mercado del turismo: el encuentro intercultural, las movilidades sociales, la industria cultural y turística en relación con el modelo hegemónico del capitalismo desorganizado que es posible, entre otras cosas, por la red de mass-mediática global.
Del análisis se desprende una primera conclusión que lleva a afirmar que si bien todos comparten casi las mismas representaciones de Argentina (Maradona, tango, Evita Perón, La Patagonia), los mismos productos que son promocionados por la industria cultural y turística pero también desde los diferentes intereses comerciales locales, los turistas construyen límites identitarios diversos en la experiencia vivida del viaje.
En los casos analizados, se hallan conflictos y diferencias en la marcación de los límites; es decir, en la relación “Nos/Otros�?. La mayoría de los entrevistados, los europeos, sitúan su propio grupo de pertenencia por debajo de la Otredad. Resalta del “Otro�? el hecho de la sociabilidad y comunicación entre sí, la expresividad y apertura de sentimientos mientras que critica la poca adaptación, poca flexibilidad y falta de contacto social entre los miembros del “Nosotros�?.
El australiano, en cambio, sitúa el grupo en el cual se reconoce por sobre el “Otro�? basando su explicación en la clase social. Dos gestos de relativización del “Otro�?, por la positiva o por la negativa, pero los dos casos tienen como referente a un grupo étnico particular desde el cual se puede apreciar, percibir y juzgar a los demás grupos sociales.
Esta forma de relación con el “Otro�?, inherentemente conflictiva, de diferenciación y enfrentamiento pero también de diálogo y entendimiento tiene que ver con la interacción desigual entre el “Nosotros�? y “los Otros�? que conlleva más a un exotismo que a un conocimiento más profundo del “Otro�?.
El exotismo tiene que ver con una relativización del “otro�?, basada en operaciones de comparación y diferencia. El “otro�?, en este sentido, no es más que la inversión de los rasgos del “nosotros�?. Esto mantiene relación con la lógica desde la cual lo medios masivos de comunicación e información construyen a la alteridad. La heterogeniedad es reconocida desde un lugar hegemónico que escamotea las relaciones de dominación estructurales. En los casos analizados, las representaciones sobre la Argentina construidas desde los medios, actúan naturalizando estereotipos y “exotizando�? al “otro�?, lo que produce y hace circular sentidos que simplifican la visión a un mundo complejo. Ya sea que se sitúe al “Otro�? por debajo o por sobre el “Nosotros�?, esta operación asimétrica construye al “Otro�? por la diferencia que lo distancia con el “Nosotros�?. En pocas palabras, el “Otro�? en su diversidad y pluralidad es negado en detrimento de la comparación, que es desigual.
Es en esta dinámica social entre turistas, nativos y la industria que se construyen identidades y que se ponen a jugar en el viaje turístico por las experiencias interculturales vividas en un contexto histórico específico.
Otra conclusión se puede plantear estableciendo dos líneas de análisis: las formas de percibir y apreciar Buenos Aires y experiencia corporal en el espacio urbano y en el viaje. Bs. As es concebida por la similitud que mantiene con Europa. En todas las entrevistas se encuentran miradas eurocentristas. Buenos Aires es por lo que se asemeja a Europa y no por lo que positivamente pueda ser. Como se analizó, el eurocentrismo tiene que ver con una negación de lo otro poniendo el parámetro de Europa como centro desde donde apreciar al mundo. En este gesto, que se materializa como un tropo en el discurso, escamotea las operaciones de dominación que se disfrazan en el sentido común.
Estas significaciones normalizadas por los sujetos legitiman sentidos implícitos que también mantienen relación y atraviesan las prácticas tanto cotidianas como de turismo. Esto se materializa en la manera de atravesar los espacios desde afuera. La mayoría de los turistas entrevistados, los europeos, manifiestan sentirse “relajados�? en el espacio urbano de Buenos Aires alegando que en sus países de residencia “todo va más rápido�?. Esta sensación de aceleración social, que emerge de la escena intercultural, habla de un espacio urbano fragmentado, discontinuo, desensibilizado, de permanente circulación y movimiento más que de socialización e interacción entre los sujetos. Esto guarda relación con que el capitalismo desorganizado entraña cambios en la configuración espacio temporal.
La desensibilización entre el espacio y los sujetos en la experiencia cotidiana tiene relación con la experiencia del viaje turístico. Los viajes “alrededor del mundo�? y las formas en que los turistas entrevistados se apropian del espacio ejemplifican una forma específica de movilidad social que responden a cuestiones por fuera del viaje en sí, se encuentran en relación con las prácticas de la vida cotidiana y la forma de concebir el mundo. Esta manera de apropiación del espacio en el viaje no permite el contacto fluido con los habitantes locales. No da lugar al conocimiento del “Otro�?. Los encuentros interculturales se vuelven distantes y el único punto de encuentro parecieran ser los enclaves turísticos que hacen confluir los tiempos de ocio y de consumo.
Sin embargo, resulta importante destacar que estas formas de darse las prácticas turísticas son dinamizadas por deseos compartidos de búsqueda de lo Otro. Estos deseos motorizan y explican los motivos por los cuales los actores deciden hacer su viaje. Por lo que es interesante ver cómo el sujeto intenta romper con la estructura en la que se encuentra inmerso en la búsqueda de la alteridad. En esta búsqueda, se constituye a sí mismo a partir de la imagen que tiene de sí, pero también a partir de la imagen desigual que construye de lo Otro.

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Notas

Durante 2003, la Ciudad de Buenos Aires recibió 3.2 millones de turistas extranjeros. Esto representó un 66.7% de crecimiento respecto del año anterior. Los lugares de residencia de los visitantes en diciembre del 2003 fueron: Países limítrofes 45.8%; EEUU y Canadá 5.2%; Resto de América 21.1%; Europa 23.4% y Resto del mundo 4.5%. Datos actualizados de Abril 2004 arrojan una cifra de 233.200 turistas extranjeros que ingresaron a Bs. As, un 15% más que el mismo mes del año anterior. Los motivos que explican estas últimas estadísticas son atribuidos al tipo de cambio favorable, a la estabilidad del dólar y de los precios y la normalización del clima socio-político. Centro de Estudios para el Desarrollo Económico Metropolitano de la Secretaría de Producción, Turismo y Desarrollo Sustentable del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2004) “Informe de Coyuntura turística Ciudad de Buenos Aires N°18�? en www.cedem.gov.ar.
FORD afirma �?Si el viaje es importante… lo es porque su propia impronta existencial nos provee de metáforas, caminos isomórficos, que se acercan a lo que hoy es nuestra cultura, constantemente en migra, en mutación, en traslado, fenomenológica y también simbólicamente�? (1996, 114).
Lash y Urry plantean que “… la posmodernidad problematiza el nexo entre representación y realidad. Como cada vez más consumimos signos e imágenes, no hay una < > separada de aquellos modos de representación. En el turismo se consumen signos visuales y, a veces, simulacros; pero es lo que consumimos cuando presuntamente desde luego no actuamos como turistas�? (1998, 364).
“Una sociedad, en un contexto histórico específico, comparte una serie de presupuestos, sentidos y prácticas que, a la vez, son la base de disputas, en el interior de esa sociedad, de otros presupuestos, sentidos y prácticas. Por otro lado, cuando dos personas o grupos de diferentes zonas del mundo entran en contacto, ambos reconocen que están en presencia de ‘una cultura diferente’ (o –en las variantes de dominación- ‘sin cultura’): alguien que habla otro ‘idioma’, que se comporta de un modo extraño, que no entiende nuestras palabras o nuestras acciones tal como esperamos�? (GRIMSON: 2001, 25).
Ford se refiere a la noticia comodity como una forma de uso y abuso de la información en la sociedad del infoentretenimiento (1999).
Mc Cannel entiende por ‘etnicidad reconstruida’ a las formas étnicas que surgen en respuesta al turismo, para la diversión de un grupo étnico diferente (1998).
Lash y Urry postulan la figura del post-turista afirmando que: “… el post-turista sabe que es un turista, y que el turismo no es más que una serie de juegos con textos múltiples y no una experiencia singular auténtica�? (1998, 368).
“… la hegemonía ideológica y política en cualquier sociedad depende de la capacidad de controlar el contexto material de la experiencia personal y social. Por eso las materializaciones y significados que se otorgan al dinero, al tiempo y al espacio tienen algo más que escasa importancia para la conservación del poder político�? (Harvey: 1998, 251).
“… con ‘europeos’ nos referimos no sólo a Europa per se, sino también a los ‘neo-europeos’ de las Américas, Australia y otros lugares…�? (Shohat y Stam: 1994, 1).
vale aclarar que las conversaciones se desarrollaron en inglés y la traducción en castellano es mía.

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